No estaba previsto escribir esta introducción a la historia de China, hay muchos lugares mejores que éste para aprender sobre la cultura de esta milenaria nación. Pero al revisar el texto me di cuenta de que tan solo el primer capítulo requería 4 notas a pie de página, así que una mínima introducción se hacía necesaria para cualquier lector que no sea ducho en el mundo chino. Si ya sabéis algo sobre la historia de China, no es necesario que sigáis leyendo.
Las primeras dinastías Xia (夏) y Shang (商)
Tras una época de reyes santos y emperadores míticos (comenzando por Huangdi, el emperador Amarillo), el Gran Yu derrotó a las inundaciones y fundó la dinastía Xia. Ésta es la primera dinastía china que se conoce, situada entre el 2000 y el 1500 a.C y cuya existencia se consideró tan mítica como el emperador Amarillo hasta mediados del siglo XX. Situada en el centro de la zona loess de China del Norte, lo cierto es que se sabe muy poco sobre ellos.
La dinastía Shang, 1700-1027 a.C, es mucho más conocida. Los Shang, se situaban al este del loess estableciendo su primera capital en Zhengzhou con un área de 25 kilómetros cuadrados y rodeada por una muralla de tierra apisonada con un perímetro de 7 km. Para construir semejante muralla se necesitó de 10.000 hombres durante más de diez años. Su capacidad de movilizar a la población para grandes obras sería característica del Estado chino hasta nuestros días.
Probablemente tras agotar las minas de cobre y estaño de la región (necesarias para producir el bronce para sus ceremonias religiosas) y de otras siete capitales se trasladarían a Anyang. Con un área de 24 kilómetros cuadrados, la ciudad, que carecía de murallas, muestra el esplendor de los Shang. Disponía de una gran fundición de bronce de 10.000 metros cuadrados.
Su emperador más famoso fue Wu Ding que reinó aproximadamente en el 1200 a.C. La tumba de Fu Hao, una de sus ochenta y ocho mujeres, contenía 16 personas sacrificadas, una tonelada y media de objetos de bronce, 755 jades, 564 objetos de hierro, 110 de mármol, turquesa y otras piedras, 70 esculturas de piedra, 3 piezas de marfil y 7.000 cauris. Dado que en realidad ésta es una tumba menor, la magnitud de las tumbas Shang es difícil de imaginar.
Tres elementos caracterizan los restos arqueológicos Shang: los bronces, los huesos oraculares y los sacrificios humanos. En una de las tumbas de Anyang se encontraron 90 cortesanos, 74 de ellos decapitados. Estos sacrificios debían ser realizados por los sucesores de los reyes Shang para mostrar su legitimidad.
Los huesos oraculares eran, como su propio nombre indica, huesos empleados para la adivinación. Los huesos de bóvido o caparazones de tortuga se preparaban haciéndoles una serie de agujeros y dividiéndolos en partes escrupulosamente iguales, simétricas y numeradas. Se creaban dos versiones de cada adivinación, una positiva y otra negativa en cada lado de la tortuga y al aplicar punzones ardientes sobre los agujeros se creaban unas grietas que determinaban que versión del oráculo se empleaba. Más tarde se tomaban apuntes sobre lo que realmente había sucedido para mejorar los métodos de adivinación. Este sistema estaba muy arraigado en Asia Oriental y en la zona de las estepas, y muchos siglos después Atila lo emplearía para conocer el resultado de sus batallas. Para conseguir estas tortugas era necesario criarlas o importarlas, consiguiéndolas en forma de impuestos procedentes de las marismas del Yangzi central. Los apuntes realizados en ellos, son el origen de la escritura china.
Los temas más consultados eran la idoneidad de los sacrificios, las campañas militares, el tiempo (para las cosechas) y los tributos. Los adivinos con la comprobación de los hechos, controlaban el futuro y el pasado. Registrando los oráculos disponían del control de la información por lo que según el poder real fue creciendo, éste asumió mayor control sobre el poder adivinatorio, convirtiéndose con el tiempo en el único adivino. Aparte de las adivinaciones no ha sobrevivido ningún escrito Shang.
En cuanto a los bronces, los Shang desarrollaron la mayor industria del bronce del mundo antiguo. Como muestra de ello, el Si Mu Wu fangding, un gran recipiente cuadrado con cuatro patas, encontrado en las tumbas reales de Anyang, pesa 875 kg y es el bronce más grande del mundo antiguo. Estos bronces contenían ofrendas sólidas o líquidas para los sacrificios y estaban decoradas con animales, relataban la voluntad de los dioses, que era interpretada por los adivinos.
EL ESTADO SHANG:
Pero lo que mantenía cohesionado al Estado Shang era el ritual. El eje de la religión china era la familia, el culto a los antepasados y el parentesco. Los reyes Shang eran los más cercanos genealógicamente a sus antepasados reales. Los reyes Shang participaban (y acabaron acaparando) las adivinaciones y, por lo tanto, comprendían el funcionamiento del Universo y podían intervenir en él.
Este carácter religioso, apoyado en la aparición de la escritura permitió la organización del Estado. Que este Estado sobreviviera dependía de la acumulación de recursos por parte del mismo. Esto no se produjo por el empleo de nuevas tecnologías (similares a las del Neolítico en el campo) sino gracias a la guerra y los impuestos. Los impuestos no eran regulares, como marca el hecho de que se realizaran adivinaciones sobre ellos, aunque los Shang si tenían capacidad para movilizar a la población para construir murallas, edificios e ir a la guerra.
Para la guerra, podían movilizar de 3.000 a 5.000 campesinos, llegando incluso a organizar ejércitos de 10.000 hombres. Las batallas las decidían los carros que aparecieron alrededor del año 1200 a.C por influencia del Próximo Oriente. Dichos carros, de caja cuadrada y timón curvo, eran tirados por dos caballos enjaezados a un arnés de collar y cincha, el único método que se conocía entonces. Empleados para la guerra y la exhibición, los carros (車) serían el núcleo de sus ejércitos durante siglos. La finalidad de la guerra era el botín, formado principalmente por esclavos para los trabajos forzados y los sacrificios.
EL TERRITORIO SHANG
El rey Shang era ante todo el primero de su linaje. Este linaje establecido en ciudades amuralladas, a menudo se escindía en ramas secundarias que establecían una nueva ciudad a imitación de la anterior y jerárquicamente subordinada a ésta. El estado Shang era, por tanto, una alianza entre linajes bastante informal y sin fronteras definidas. Las ciudades tenían funciones administrativas y rituales estando rodeadas por numerosas poblaciones agrícolas.
La capital era aquella ciudad donde estaba el rey y se trasladaba según los recursos naturales de la zona eran agotados. El rey Shang solía dirigir campañas militares, reclamar impuestos y participaba en amplias cacerías que servían de entrenamiento militar. Para mantener unido el sistema, se crearon una serie de caminos y campamentos que comunicaban los puntos estratégicos.
Conviviendo con los Shang había numerosos estados que aceptaban su supremacía ceremonial y acabaron copiando sus métodos. También había numerosos pueblos no chinos cuya cultura difería por completo (los bárbaros interiores).
Los Zhou Occidentales (1027-771 a.C)
Mencionados en los huesos oraculares Shang y en los Clásicos, la dinastía Zhou (周) es mucho más conocida que las anteriores. Situados en la cuenca del río Wei los Zhou mantuvieron contactos tanto con las tribus de las estepas (mundo al que pertenecían) como con los chinos Shang de los que poco a poco irían copiando su modelo. Los Zhou acabaron estableciendo establecimientos de tierra apisonada, realizando los rituales Shang y hablando y escribiendo su lengua.
LA VICTORIA ZHOU
Según la historiografía Zhou, el último de los reyes Shang era malvado y borracho, organizando orgías en las que él y sus mujeres se bañaban en vino. Para colmo de males se dejaba influir por su mujer, por lo que favoreció demasiado a su linaje.
Las borracheras del último rey Shang se consideraban actos sacrílegos, ya que el vino se empleaba para los rituales. Por tanto, los Zhou debían reimponer el orden.
El primero en intentarlo fue Wenwang (wang=rey, 王) que acabó en prisión. Sería su hijo, Wuwang, el que en nombre de su padre formaría una coalición con varias tribus y derrotaría a los Shang en la batalla de Muye tras reunir “trescientos carros, tres mil hombres ardientes como tigres y cuarenta y cinco mil soldados armados con corazas” según las “Memorias históricas” de Sima Qian. Para los Zhou no fue difícil aliarse con las tribus de la periferia ya que estaban hartos de ser atacados para los sacrificios rituales. Dos años después de su victoria, Wuwang murió dejando el poder en manos de un niño que acabaría siendo manejado por Zhougong, el duque de Zhou.
Zhougong, considerado como modelo de estadista por Confucio, completó la conquista del territorio Shang ,consolidando tanto el feudalismo Zhou como la teoría del Mandato del Cielo, que marcaría el Estado Zhou.
EL ESTADO ZHOU
-Legitimización ideológica:
Tras vencer a los Shang, los Zhou se establecían como los restauradores del orden ya existente y crearían la teoría del Mandato del Cielo Esta teoría, mantenida durante todo el imperio, marcaría la aparición de una nueva divinidad, Tian (天) el Cielo. El Cielo, como fuerza moral primigenia, crea y mantiene el orden y la armonía sin entrar en contradicción con otros dioses o espíritus. El cielo es el único capaz de dar el poder y aquel que lo ejerce es el Tianzi (el Hijo del Cielo). El rey tendría, entonces, un poder de carácter divino. Este poder, sin embargo, no estaba ligado a ninguna dinastía y dependía de la virtud del soberano y de su pueblo. Si el soberano no merece el poder, el Cielo se lo quita en forma de rebelión. Este punto de vista legitimaba la rebelión Zhou y daría un componente cíclico a la existencia de las dinastías que tendrían una época decadente a la que seguiría su desaparición. Así está expresado en el Shujing, el Clásico de los Documentos.
-El feudalismo Zhou:
Con o sin Mandato del Cielo, lo cierto es que los Zhou eran muy pocos y necesitaban gobernar sus nuevos territorios. El rey Wuwang tras la batalla de Muye repartió una serie de feudos entre los pueblos que le habían apoyado y los restos de la nobleza Shang, creando una estructura jerárquica feudal que se basaba en el sistema de linajes Shang. Por lo que el rey Zhou actuaba tanto como cabeza de clan como de figura religiosa.
Los nobles eran las Cien Familias o Cien Apellidos ya que los campesinos, que estaban bajo su autoridad directa, carecían de apellidos. Sin embargo el poder de los nobles no era ilimitado y el Estado Zhou disponía de un entramado burocrático con el que administrar sus dominios y apoyado en documentos escritos. Es cierto que todos estos funcionarios eran nobles, pero aún así el poder del Estado seguía vigente.
EL FINAL DE LOS ZHOU OCCIDENTALES
Tras conseguir una época de paz y prosperidad que duraría siglos (para los pueblos chinos ya que los Zhou se enfrentarían continuamente a los bárbaros tanto interiores como exteriores), los Zhou serían vencidos por una alianza de tribus del noroeste. Según la leyenda, Yongwang, el último rey Zhou, que no veía sonreír nunca a su mujer; encendió los fuegos de la muralla para convocar a los nobles bajo la amenaza de un ataque bárbaro. La broma divirtió a la reina, pero su repetición hizo rebelarse a algunos señores feudales, aliándose con los bárbaros. Derrotados, los Zhou trasladaron su capital a Luoyang, mucho más protegida y al Este, comenzando el período de los Zhou Orientales.
Los Zhou Orientales (771-221 a.C)
Cuando las tribus bárbaras derrotaron a los Zhou, estos no tuvieron más remedio que trasladar la capital a Luoyang, situada al Este. Comenzaba el período de los Zhou Orientales.
PRIMAVERAS Y OTOÑOS
La época de Primaveras y Otoños (770-463 a.C) o Chunqiu: (春秋时代) comenzó tras su derrota. Los Zhou perdieron su papel preeminente y China quedaría dividida en numerosos principados bajo el control de linajes locales que se remontaban en muchos casos a compañeros de los primeros reyes Zhou.
Estos principados (que seguían reconociendo la soberanía ritual Zhou), estaban marcados por una sociedad feudal basada en los rituales y los precedentes. Se hallaban divididos en dos grandes bloques: los “Principados del Centro” (Zhongguo) conservadores de la tradición y establecidos en la Llanura Central y los periféricos cuyo poder fue acrecentándose.
Esta época estuvo marcada por las grandes guerras y la rivalidad entre estos estados. Especialmente a partir del siglo VIII cuando aparecen las hegemonías. Estas hegemonías en principio estaban concebidas como alianzas por juramento contra los bárbaros del norte, cuyas incursiones se multiplicaron durante la segunda mitad del siglo VII y estuvieron lideradas por Qi y Jin.
Pero en el siglo VI, Chu derrotó al reino de Jin y, desde entonces, las hegemonías fueron impuestas por los reinos más poderosos.
Esta rivalidad entre los grandes principados obligó a reforzar el poder del estado y su intervención en la economía. La aparición de las primeras leyes grabadas sobre bronce y la concentración de poder en manos de unas pocas familias en lucha entre sí serían las pautas que marcarían la decadencia de la sociedad feudal y tradicional. Estos cambios se incrementarían a partir del siglo V, una época de guerras interminables.
LOS REINOS COMBATIENTES (戦国時代)
A pesar de todo, al finalizar la época de Primaveras y Otoños, la sociedad China todavía podía definirse como “feudal”. Durante el período Chunqiu, la guerra era una actividad noble en la que los linajes aristocráticos se enfrentaban con sus carros y los combates estaban regidos por un código de honor. Pero el carácter de estos enfrentamientos fue modificándose según avanzaba el período de los Reinos Combatientes y, con las batallas, cambiaría toda la estructura de China.
-Cambios tácticos:
Finalmente, los principados chinos se lanzaron a la conquista de territorios. Según se desarrolló la infantería (siglo VI) y la guerra de sitios (siglos IV-III) dejarían obsoletos los enfrentamientos de carros de los nobles para pasar a guerras a gran escala dirigidas por militares profesionales (el famoso “Arte de la guerra” es de esa época). A esto hay que añadir el empleo de nuevas armas tales como la caballería y la espada (traídas de as estepas) que darían una mayor movilidad a los ejércitos. De esta forma podían combatir lejos de los caminos, lo que traería consigo una innovación en el vestido: el pantalón. Ideal para montar a caballo.
Durante estos innumerables conflictos, los estados de la llanura central, demasiado tradicionales para adaptarse a los nuevos tempos, fueron barridos. Esto sólo dejó siete potencias: “los tres Jin”, surgidos de la división de Jin: Han Wei y Zhao; el reino de Qi, Yan, Qin y Chu.
Estos estados desarrollarían alianzas entre sí y construirían murallas para defenderse de las tácticas de caballería de los nómadas de las estepas y de los otros principados.
-La administración del Estado:
En parte obligado por las guerras, en parte apoyándose en ellas, los estados chinos necesitaban incrementar su poder y recursos. A su disposición tenían dos caminos: arrebatárselos a la nobleza o a otros principados. Para ello la conquista de territorios era fundamental. Las conquistas no formaban parte del entramado feudal y podían ser organizadas de manera más eficiente, estos nuevos distritos serían denominados xian y administrados por funcionarios procedentes de la baja nobleza (los shi), pagados por la administración central y revocables. Como característica particular, estos funcionarios debían recibir educación y preparación a cuenta del estado. Característica que se debe a las enseñanzas de Confucio.
El sistema de los xian se iría extendiendo poco a poco a todo el territorio, y con las victorias de los Qin se implantarían uniformemente en todo el imperio.
Otro sistema particular de los estados chinos fue la división entre las funciones militares y civiles, ya que lo xian estaban agrupados en distritos militares (jun).
-Cambios económicos:
Con el deseo de “enriquecer al estado” y “reforzar los ejércitos”, surgieron numerosas corrientes de pensamiento que, entre otras cosas, se fijaron en como mejorar la economía. Así se promovió la roturación de nuevas tierras, el desecamiento de pantanos, drenaje de tierras salinizadas y grandes obras hidráulicas. Todo ello acompañado del empleo de fertilizantes e instrumentos de hierro fundido que sustituirían a los de piedra. Estas nuevas tierras incrementarían los ingresos del estado y su capacidad militar.
Esta revolución agrícola permitió un boom demográfico que a su vez vino acompañado de una mejora de las comunicaciones (necesaria militar y diplomáticamente) que permitiría un incremento sustancioso del comercio. Como prueba de ello, en la India aparecería seda del reino de Qin en los siglos IV y III a.C. Este comercio no estaría restringido sólo a los productos de lujo, sino que con el incremento del tamaño de las ciudades, los tejidos, los cereales, la sal y los metales también serían vendidos en los mercados de unas ciudades en pleno crecimiento. Este comercio en auge permitiría la difusión de la moneda (en forma de azadón, cuchillo, cauris y las piezas circulares con agujero central cuadrado del reino de Qin) y la aparición de grandes comerciantes que se convirtieron en consejeros influyentes en los principados.
Todo este crecimiento estuvo acompañado de grandes innovaciones técnicas como la fundición de hierro, el carro de timón y el arnés de collar y cincha. Estos adelantos (que no se verían en Europa hasta finales de la Edad Media) conducirían a una auténtica producción en serie de artículos de hierro y a una mayor capacidad de transporte.
-Cambios en la sociedad
La búsqueda de poder por parte del centro, las transformaciones económicas y militares; acabarían por arruinar a la nobleza. La base del nuevo estado sería el campesino, dueño de tierras y reclutable en los ejércitos. Estos campesinos podían optar ahora por los honores y rangos del ejército (y más de una dinastía sería de origen humilde) pero también se volvió vulnerable a los avatares económicos. Según la riqueza de los mercaderes fue aumentando, lo hizo también el número de esclavos por deudas, arrendatarios y campesinos arruinados que trabajaban en las fundiciones de hierro y en las minas.
La filosofía China
Fruto de esta época turbulenta surgen en China una serie de corrientes de pensamiento, que tratan de discernir cómo crear, un futuro, un hombre y un estado mejor. Varias de estas líneas de pensamiento, conocidas como las Cien Escuelas, han tenido continuidad hasta nuestros días.
EL CONFUCIANISMO
Confucio vivió en el 551-479 a.C. al final del período de Primaveras y Otoños en China. La dinastía reinante (la Zhou del Este) había perdido gran parte de su poder en manos de los diversos señores feudales y la sociedad, el estado y la guerra cambiaban rápidamente pasando de una época pacifica y con relativa igualdad social donde las guerras serían cortas y llevadas por los nobles a una época de feroces guerras y competencia que sería el período de los Reinos Combatientes.
En este contexto cada vez más competitivo, el racionalismo empieza a desplazar las viejas prácticas y ritos y a aquellos especialistas que los realizaban (los ru) que pasaron a dedicarse a otros menesteres como la enseñanza. Confucio es el último y el más grande de ellos, ya que después de él el término definiría a sus seguidores.
En cuanto al hombre, puede extrañar que no hay mucho que contar. Confucio no es un héroe ni un Mesías. Inteligente, sabio, aficionado a la caza y a la pesca, dedicó su vida al aprendizaje y trató de emplear sus conocimientos para mejorar el mundo. Nacido en el estado de Lu, un pequeño reino en el estado de Shandong, creó un grupo de discípulos que a su vez eran especialistas en política de todo tipo y que viajó de estado en estado ofreciendo sus servicios. No lo consiguió, rechazado en todas partes volvió a su estado natal para dedicarse a recopilar los clásicos y enseñar a sus discípulos.
-Las analectas de Confucio (Lunyu)
Lo que no hizo Confucio fue escribir ningún libro. El Lunyu, más conocido en occidente como “Analectas”, es una recopilación de las conversaciones entre Confucio y sus alumnos recopilada entre su muerte (479 a.C.) y la de Zisi, su nieto (402 a.C.), si bien la versión actual del texto pertenece al siglo III de nuestra era.
El libro consta de veinte secciones, de los cuales las nueve primeras parecen corresponder a los textos más antiguos, mientras que las dieciséis y diecisiete no son de una fuente cercana a los estudiantes de Confucio y la 18 y partes de la 14 son posteriores, conteniendo incluso historias anticonfucianas en las que el Maestro se enfrenta a extraños eremitas frente a los que se queda sin habla (seguramente taoístas). Hay que considerar que Confucio ni escribió el libro ni estandarizó su pensamiento, por lo que son estas secciones que no tienen que ver tanto con él en los que abundan las definiciones que luego se pueden encontrar en muchos libros de historia, mientras que las primeras son mucho más alegóricas. De hecho Confucio esquivaba las definiciones exactas, determinando que lo que cada uno debía aprender era diferente (11.22 por ejemplo).
-Los temas de la obra:
El Lunyu se centra en una serie de temas, mostrados de diversas formas a lo largo del libro y que son los siguientes:
1) La ideología de Confucio y los conceptos clave para seguirla.
2) Una crítica a su tiempo
3) La vida y gustos del maestro
1) La ideología de Confucio y los conceptos clave para seguirla
Confucio trata de explicar el caos de su tiempo y de darle una solución. De modo parecido a los taoístas llegaría a la conclusión de que el hombre ha abandonado la Vía (道) del Cielo (天), si bien no coincide con ellos en esta Vía. Dónde los taoístas proponen la inacción, Confucio propone un mundo basado en la gran época Zhou, donde se seguían los rituales y había justicia.
Para ello está el hombre noble (xunzi 君子), cultivado, generoso y bueno es la clave del cambio. Hombres educados en el amor a la humanidad (ren 仁) y la piedad filial (xiao 孝), que lo mismo pueden ser grandes ministros como hijos devotos y que siguen el ritual por encima de todo (li 禮).
Esta explicación puede parecer, y parece, confusa, pero las propias ideas de Confucio son en sí confusas vistas a primera vista. Sin embargo se ven casi todos los conceptos confucianos con lo que se puede comenzar a explicar en detalle su significado. Comencemos por el ritual.
Confucio no era un Mesías, como ya he dicho antes ni tampoco establece en el Lunyu ninguna palabra a la vida después de la muerte. De hecho al respecto se conforma con decir:
“ Zilu preguntó cómo servir a los espíritus y a los dioses. El Maestro respondió: «Tú
no eres capaz de servir a los hombres, ¿cómo podrías servir a los espíritus?»
Zilu inquirió: «¿Puedo preguntarte sobre la muerte? El Maestro respondió: «Todavía no conoces la vida, ¿cómo podrías conocer la muerte?»” (11.12)
Cuando se refiere al ritual, no es una cuestión chamánica, sino a los rituales que los ancestros han ligado al hombre y que por respeto a los mismos han de ser realizados con toda la seriedad que conllevan. Es el hecho de que el ritual haya decaído lo que lleva a la decadencia de la sociedad. El ritual es dado por hecho en realidad a lo largo de todo el libro.
La solución a esta decadencia es el hombre noble, que seguirá el ritual, y cultivará la humanidad y la piedad filial. La humanidad es algo tan sencillo como “amar a todos” (12.22); la piedad filial se trata de tratar con respeto y amor a tus padres y mayores. Estos son conceptos sencillos, pero ¿de dónde viene el hombre noble? Ahí radica la originalidad de Confucio y es que el hombre noble no nace, se hace. No es una clase social sino un estado al que se llega gracias a la educación centrada en la humanidad. Confucio no hace distinciones de clase en lo que respecta a la educación.
Este hombre noble es la base de la sociedad. Con él como gobernante, hijo y padre el mundo no puede sino mejorar. “El señor Ji Kang preguntó: «¿Qué puedo hacer para que el pueblo sea respetuoso, leal y aplicado?» El Maestro respondió: «Acércate a él con dignidad y éste será respetuoso. Sé tu mismo un buen hijo y un padre bondadoso, y el pueblo será leal. Eleva a los buenos y entrena a los incompetentes, y todos cumplirán su deber con celo.»” (2.20)
¿Es esto suficiente? En realidad, no. Si bien Confucio cree fervientemente en el hombre noble y en la educación y deplora la guerra (16.1) no deja de ser realista. Es importante que el estado tenga “Suficiente comida, suficientes armas y la confianza del pueblo.” (12.7), que el pueblo esté alimentado está por encima de su educación.
Hay un último término que en el libro no hace tanto hincapié como en los anteriores y que sin embargo está presente en todo él y es éste (zheng ming 正名), más conocido como la rectificación de los nombres. “Si los nombres no se corrigen el lenguaje carece de objeto.” (13.3). Todos los conceptos del Lunyu son importantes si mantienen su significado. No sirve ser cultivado si tus conocimientos son solo un adorno, ni alimentar a tus padres sin respetarlos (2.7). Y en este sentido es importante que el ritual conserve sus principales características, como el pesar en un duelo.
2)Una crítica a su tiempo
Confucio se basa en el pasado para criticar al presente, pero el Lunyu expresa la decadencia de su tiempo. Esto se ve claramente en la forma en que critica como los señores feudales se adueñan de los rituales de los reyes Zhou (como en 5.18 o 3.22).
3) La vida y gustos del maestro
El Lunyu no está despersonalizado y en él se pueden ver las aspiraciones de un hombre que en el fondo no consiguió su máxima aspiración que era mejorar el mundo. La impaciencia con la que se enfrenta a este fracaso se ve en 17.5 y 17.6. Confucio, contrario a la violencia, está a punto de unirse a una rebelión armada. También están allí sus aspiraciones más sinceras, su afición a la caza y a la pesca y es dónde se ve su sencillez de espíritu. Cuando sus discípulos preguntaron a Confucio cuáles eran sus deseos íntimos, éste dijo:
“Yo deseo que los ancianos puedan disfrutar de la paz, los amigos
disfrutar de la confianza y los jóvenes disfrutar del afecto.” (5.26)
-El Confucianismo después de Confucio
Tras la muerte del maestro, Mencio (385-303 a.C.), discípulo del nieto de Confucio, Zisi, tomó sus enseñanzas y trató de aplicarlas. Al igual que Confucio viajó por China tratando de enseñar a diversos soberanos. Entre sus discípulos se encontraban varios nobles feudales por lo que su influencia fue mucho mayor que la de Confucio, y con el tiempo sus textos se convertirían en la base del confucianismo ortodoxo.
Mencio consideraba al hombre como bueno por naturaleza, y resumió su pensamiento en un libro de siete capítulos, conocido como Mengzi o “Libro de Mencio”.
TAOÍSMO
Laozi, figura semilegendaria, vivió en el mismo período que Confucio y su filosofía también es una respuesta a una época turbulenta y cargada de violencia. Según la tradición era un erudito que trabajaba en los archivos de la corte Zhou. Con acceso a las grandes obras de su tiempo, escribió un libro en dos partes, el Tao Te Ching o Dao De Jing según que forma de transcribir el chino usemos. El libro del camino y la virtud, 道德經. También según la tradición, se lo entregó a un soldado en la frontera antes de partir al Oeste.
La versión más antigua conocida de este libro data del siglo IV a.C. Al igual que Confucio, los taoístas creen que el hombre se ha separado del camino, el tao 道, que conduce todas las cosas.
Cuando el Tao reina en el mundo,
los corceles acarrean estiércol.
Cuando no reina el Tao,
aun las yeguas paren en el campo de batalla.
(Cap. IX del libro de la virtud)
Si bien el pensamiento taoísta se basa en la inacción. Los esfuerzos de los hombres por conseguir gloria, riquezas y fama e incluso por crear leyes más justas y virtuosas, solo pueden llevar al desastre, apartarse del camino. Por eso el buen gobernante, no es conocido, no actúa.
Gobiérnase un Estado con normas permanentes;
úsase en la guerra tácticas cambiantes;
el mundo se conquista no dándose a negocios.
¿Cómo sé que es así?
Cuantas más prohibiciones en el mundo,
mayor es la miseria de las gentes.
Cuantas más herramientas tiene el pueblo,
mayor desorden reina en el Estado.
Cuanta más inteligencia tiene el pueblo,
más productos extraños surgen por doquier.
Cuanto más patentes las leyes y decretos,
más abundan bandoleros y ladrones.
Por eso dice el sabio:
No actúo, y el pueblo se acomoda por sí mismo;
gusto de la quietud, y el pueblo se reforma por sí mismo;
es mi deseo no tener deseos,
y el pueblo se torna simple por sí mismo.
(Cap. XX del libro de la virtud)
Mientras que el libro de la virtud está dedicado al buen gobierno, el libro del camino está dedicado al hombre sabio, aquel que sigue el camino, que no actúa, que reduce sus deseos.
Conocer a los demás, inteligencia.
Conocerse a sí mismo,
clarividencia.
Vencer a los demás, fortaleza.
Vencerse a sí mismo, poderío.
Saber contenerse, riqueza.
Esforzarse, voluntad.
No perder el lugar, perduración.
Morir sin caer en el olvido,
longevidad.
(Cap. XXXIII del libro del camino)
Visto desde un punto de vista sociólogico, se ha atrubido al taoísmo la función de ser la voz de la pequeña nobleza esclavista que, arruinada por las reformas del período, acabaría en el campo. Esta clase social se mezclaría con el campesinado y odiaría toda forma de gobierno. Aunque esta visión no es unitaria y hay autores que consideran que el pensamiento taoísta representa a los campesinos que vivían en comunas clanales. Las teorías no terminan aquí, y se ha llegado incluso a considerar al Tao te Ching un libro sobre el arte de la guerra…
Sea como fuere, su pensamiento continuó evolucionando, siendo el segundo libro más famoso el Zhuangzi, escrito en el siglo IV a.C., sus ideas tuvieron una gran influencia y muchas de ellas se vieron reflejadas en el budismo cuando éste llegó a Asia oriental. Con el tiempo el taoísmo superó sus límites filosóficos y se convirtió en una religión que todavía en nuestros días tiene numerosos creyentes, especialmente en Taiwán. Los grandes maestros taoístas, se creía, eran capaces de volar por el cielo y de alcanzar la vida eterna. Tan arraigada era esta creencia, que el mismo Gengis Khan en los últimos años de su vida hizo llamar a un maestro taoísta, Qiu Chuji, para que le enseñara el secreto de la piedra de la inmortalidad…
LEGISMO
El legismo es poco conocido hoy en día, aunque sus influencias son tan amplias como las de confucianismo y taoísmo. Su pensamiento está centrado en el estado y sus fortalecimiento y es un compendio de diversos autores, ministros y pensadores, entre los cuáles destaca Shang Yang, ministro del reino de Qin.
En este pensamiento que habla de economía, jurisprudencia y administración se considera que para que el estado sea fuerte:
1)Las leyes han de ser claras y pragmáticas, los castigos implacables y han de afectar a todos por igual. Así nadie será capaz de escapar de la voluntad del estado.
2) La base de la economía es la agricultura.
La sociedad estaba dividida en cuatro clases: gobernantes, campesinos, artesanos y mercaderes. La clave de un estado sano y fuerte eran los campesinos que aportaban tropas, impuestos y comida para los ejércitos. A los artesanos se les consideraba como una profesión secundaria y a la clase mercantil como peligrosa. Podían acumular riquezas que podían amenazar al estado, adueñarse de parte de los excedentes de los campesinos (que pertenecían al estado) y crear desorden en general, ya que indicaban formas de subir socialmente a través del dinero, en lugar de mediante los méritos civiles y militares; aparte de generar envidias por sus riquezas.
Según esta teoría la sociedad estaba dividida en cuatro clases: gobernantes, campesinos, artesanos y mercaderes. La clave de un estado sano y fuerte eran los campesinos que aportaban tropas, impuestos y comida para los ejércitos. A los artesanos se les consideraba como una profesión secundaria y a la clase mercantil como peligrosa. Podían acumular riquezas que podían amenazar al estado, adueñarse de parte de los excedentes de los campesinos (que pertenecían al estado) y crear desorden en general, ya que indicaban formas de subir socialmente a través del dinero, en lugar de mediante los méritos civiles y militares; aparte de generar envidias por sus riquezas. Sin embargo, no se pretendía destruir el comercio. Los mercaderes eran necesarios, bastaba con que estuviesen controlados.
3)Aquellos que reciban cargos y recompensas dentro del estado, no han de recibirlos por sus conocimientos o capacidad de palabra, sino por sus méritos militares y civiles (su productividad).
MOHÍSMO
El mohismo o moísmo fue creado por Mozi, que consideraba al hombre bueno por naturaleza, predicaba el amor y la paz universal, y consideraba que en los estados basados en dinastías familiares estaban condenados al desastre, promoviendo la meritocracia.
Estaban en contra de las tradiciones absurdas y la superstición, y una de sus ramas se especializó en el uso de las matemáticas y la lógica.
Si los legistas eran influyentes en la administración del estado, los mohístas se convirtieron en expertos en la defensa del mismo, especialmente en tácticas anti-asedio, ayudando a los reinos menos poderosos a defenderse. Su predilección por la paz y sus conocimientos de matemáticas les llevaban a ello. Esta fue una de las causas de su posterior desaparición en el olvido a pesar de ser una escuela tan poderosa como las otras en su tiempo. Al llegar la paz, perdieron su utilidad.
La victoria Qin y el nacimiento del imperio.
Tras siglos de constantes luchas, sólo podía haber un vencedor y éste fue el reino de Qin. Protegido por las montañas y alejado de la eterna lucha por el control de la Llanura Central, el reino de Qin disponía ante todo de una ventaja: una mayor facilidad para adaptarse a los cambios. Aunque en todos los reinos se estaban extendiendo las reformas, sólo Qin pudo librarse lo suficientemente rápido de sus tradiciones. Así, el reino de Qin estuvo muy influenciados por los legistas cuyo principal objetivo era el fortalecimiento del estado. Los grandes reformadores de Qin: Shang Yang, Hanfeizi y Li Si serían todos extranjeros que no habían sido escuchados en su tierra.
LAS REFORMAS DE SHANG YANG
Gongsung Yan, señor de Shang, más conocido como Shang Yang fue el principal reformador de Qin. De hecho, a él se le atribuyen todas las reformas realizadas durante el período de los Reinos Combatientes desde su llegada en el 361 a.C. Perteneciente al movimiento legista, su primera medida consistió en publicar un código penal, bastante severo, al que añadió un sistema de méritos, especialmente para acciones militares, eliminando los antiguos cargos nobiliarios y estableciendo la posibilidad de ascender por méritos propios.
Para evitar que las grandes familias ensombrecieran el poder del estado y para reducir la criminalidad, la gran familia indivisa fue reducida a pequeños núcleos familiares encuadrados en unas cinco o diez familias mutuamente responsables. Esta medida, copiada del modelo militar, perduraría más o menos hasta nuestros días.
Como forma de enriquecer al estado, promovió la agricultura, que proporcionaba impuestos y víveres para el ejército. En la misma línea, fomentó las obras hidráulicas, las innovaciones agrícolas y la roturación de tierras. El comercio, como intercambio entre el campo y el Estado, era mal visto y los mercaderes no podían acceder a los más elevados rangos.
También reformó los impuestos, haciendo desaparecer las prestaciones en trabajos forzados y sustituyéndolos por impuestos pagados en grano. Para asegurar su cobro y el reclutamiento de soldados, se crearon registros de población. Esta reforma sería uniforme en todo el territorio que sería dividido en 41 distritos (xian).
Después de que Qin derrotase a Wei en 340, Gongsung Yang debería haber recibido la tierra de Shang como recompensa, pero murió descuartizado a manos de la antigua nobleza.
LA CONQUISTA
Tras derrotar a los nómadas del norte en el 314 a.C, el reino de Qin se apoderaría del Sichuan, ocupando la llanura de Chengdu en el 311 y las regiones montañosas del Sichuan oriental algo más tarde. Fue en Sichuan donde Li Bing, su gobernador, construyó en el 270 a.C la mayor obra hidráulica del mundo antiguo. El Guanxian, diversificaba las aguas del río Minjiang, irrigando la llanura de Chengdu que había sido colonizada con miles de campesinos. Si a esto le añadimos la riqueza en metales de la zona, la región del Sichuan se convirtió en la más importante del reino de Qin.
En el 312 cae Hanzhong, con lo que el valle alto del río Han pasa a manos de Qin. Entre el 278-277 Chu sería el objetivo de sus campañas, cayendo su capital, Ying (actual Jiangling) a manos del general Bai Qi. En el 257, la capital de Zhao era asediada sin éxito. En el 249 los Zhou Orientales eran sometidos por los Qin, desapareciendo su linaje. Dos años después tomaba el poder el príncipe Zheng (259-210) de Qin, unificador de China.
Dado que por aquel entonces, sólo tenía 13 años, el poder estaba en las manos de Lu Buwei, el hombre más rico del reino y posiblemente el auténtico padre del rey. Hasta su mayoría de edad el palacio se vio sacudido por rebeliones constantes. En el 237 a.C el rey fue declarado mayor de edad. Como muestra de su valía, sofocó una rebelión de palacio, eliminando a todos los parientes del implicado y trasladando a 4.000 condenados al Sichuan para luego librarse de Lu Buwei, sustituyéndole por Li Si, consejero legista proveniente de Chu.
A partir de ese momento el avance de Qin sería imparable. Ni la diplomacia ni un famoso intento de asesinato detendrían lo inevitable. Han cae en el. 230, Zhao en el 228, después vendría Wei (225), Chu (223), Yan (222) y Qi (221).
Unificada toda China, Zheng tomó el título de Soberano emperador, huangdi, tomando como nombre el de Primer Soberano Emperador (Shihuang), fundando una dinastía que según sus previsiones duraría hasta la generación 10.000.
EL IMPERIO
El imperio Qin era un imperio legista, con Li Si como principal consejero. La administración, las leyes e incluso la escritura (tan diversificada en cada reino) se unificaron. Así nació un estado burocrático con múltiples lenguas pero con una sola escritura (de hecho completamente nueva) y un solo método administrativo cuya capacidad burocrática estaba apoyada en dicha escritura.
Para librarse de los confucianos, Qin Shihuang se legitimó a través de la Cosmología Correlativa, rechazando el Mandato del Cielo. Como parte de esta tendencia, se honró al negro (el color al que pertenecía la dinastía según la Cosmología) como el color del imperio y al pueblo se le denominó “cabezas negras” nombre que no perduraría.
El imperio aseguraba la paz y mantenía el orden. El estado era el único protector y las armas de los particulares fueron confiscadas y empleadas para fundir campanas. Sus ejércitos realizaron conquistas en el norte, donde se unificaron las murallas de los viejos reinos para defenderse de las tribus de las estepas, cada vez más peligrosas. Así nacería la Gran Muralla (5.000 km). Una de estas tribus, los xiongnu, se acabaría convirtiendo en un grave problema para la próxima dinastía.
Hacia el sur se empleaban deportados para su colonización, construyendo el canal Lingju (canal mágico) que, con más de 2.000 kms de longitud, une el río Xiang, afluyente del Yangzi, con el río Li.
Los nobles de los antiguos reinos fueron trasladados a la capital, Xianyang, donde 120.000 familias nobles habitarían una ciudad de unas dimensiones enormes. Hasta tal punto que el emperador se construyó un palacio a la otra orilla del río para escapar del bullicio de la capital.
Dos eran las bases de este enorme imperio: una producción agrícola creciente y una amplia disponibilidad de mano de obra. Para asegurar la circulación de los productos agrícolas se construyeron cerca de 6.800 km de carreteras, sin contar los canales. También se estableció una jerarquía civil en la que se ascendía por entregas voluntarias de grano. La mano de obra la aseguraban las leyes y el castigo más habitual era la condena a trabajos forzados. Así se emplearían cerca de 700.000 condenados para construir su palacio y el mausoleo del monte Li. Dos millones de trabajadores para el Gran Canal, sin olvidar las prestaciones de trabajo obligatorias de la población para obras locales.
El estado es intervencionista y basado en la agricultura. Para evitar la amenaza de las grandes fortunas privadas, se establecen monopolios sobre la sal, el hierro y el grano.
A pesar de ser un imperio legista, el resto de las escuelas chinas no fueron prohibidas y en la corte convivían muchas de ellas con magos y astrólogos que ayudaban al emperador en su búsqueda de la inmortalidad. Se enviaron varias expediciones en busca de la isla de la inmortalidad, entre ellas un barco lleno de adolescentes del que no se volvió a saber. Finalmente, harto de que lo criticaran, le fallaran y deseoso de eliminar el antiguo régimen, Qin Shihuang procedió a quemar los libros de las Cien Escuelas (213 a.C) y eliminar a 460 letrados (212 a.C).
En el 210 a.C, muere el emperador cerca del mar. Li Si y el jefe de los eunucos lo llevan a toda prisa a la capital en un furgón lleno de pescado para evitar el mal olor. Li Si perecería en las intrigas de palacio y pronto comenzaría una nueva guerra civil. Y para el 202 a.C una nueva dinastía, los Han, gobernaba China.
La dinastía Han del Oeste (西漢)
Explotados, deportados y empleados para el ejército, el campesinado chino acabó por alzarse en armas. Ya no tenían nada que perder pero tampoco un líder y pronto los antiguos nobles encabezaron la rebelión.
Entre ellos destacaría Xiang Yu (232-202 a.C) que estableció su capital en Chang´an (actual Xi´an). Xiang Yu nombró príncipe de Yu a Liu Bang. Éste había sido un funcionario menor durante el imperio Qin y era de origen campesino. Pero rápidamente su poder fue aumentando y en el 207 a. C. atraviesa los montes Qinling derrotando a los Qin en el valle del río Wei al año siguiente. En el 202 a. C. derrota a Xiang Yu y se establece en su capital, proclamándose emperador. Comenzaba la dinastía Han. (漢)
A pesar de las numerosas críticas que hicieron los Han a los Qin, su estructura era demasiado buena para desecharla sin más. Así, el estado Han seguiría siendo burocrático, dividido en prefecturas (xian) y distritos militares (jun).
Con capital en Changan, dos diferencias marcarían la separación de los Qin y los Han. La primera, la mayor tolerancia hacia las diferentes escuelas de pensamiento. Tras levantar la prohibición de los libros, los confucianos ganaron prestigio y poder reconstruyendo los Clásicos (todos menos el “I Ching”, “Yijing” o “Libro de los cambios” que no había sido prohibido). De esta forma las leyes fueron suavizadas y se establecieron numerosas excepciones según el origen social de cada persona siguiendo el modelo “confuciano”.
La segunda diferencia vendría de la debilidad de Liu Bang, la conquista de China habría sido imposible sin el apoyo de sus compañeros de armas, por lo que estos recibieron honores y favores. Así, de las 54 provincias existentes, 39 estaban asignadas como feudos (fengguo). Si bien estos “reinos” contaban con gobernadores como el resto de las provincias por lo que su independencia era relativa.
Aparte de estas dos excepciones, el imperio Han era legista, basando su poder en el control directo sobre poblaciones e individuos. Para asegurar el cobro de impuestos se crearon censos, siendo los de la época Han de los más exactos de la historia. La promoción por éxitos militares o entrega de cereales al estado se mantuvo. Se construyeron grandes obras públicas y el estado siguió siendo intervencionista. Para mantener estables los precios del grano se crearon Graneros Normalizadores que compraban cereales cuando había abundancia y los vendían en tiempos de escasez. Para evitar la acumulación de poder por parte de las familias ricas se crearon monopolios como el de la sal, el hierro y la fabricación de monedas. Además se trasladó a 100.000 personas pertenecientes a las familias influyentes de Qi y Chu a la capital.
Como instrumento para controlar a la administración y a la población se disponía de cerca de 130.000 funcionarios. Estos habían sido educados basándose en los Clásicos y seleccionados de forma objetiva gracias a un sistema de exámenes (el primero del mundo). Con todo, con una población de 60 millones no había suficientes funcionarios y sus relaciones con el campo se realizarían a través de los consejos de aldea, llevados por los notables más ancianos.
-LA EXPANSIÓN HAN
Bajo el reinado de Gaozu (188-180 a. C.), muchos de los feudos más influyentes fueron entregados a parientes del emperador. Así se iniciaría una política cuyo objetivo era reducir el poder de los príncipes y que desembocaría, en el reinado de Jingdi (157-141 a. C.), en la rebelión de los “Siete Reinos” liderada por los príncipes de Wu y Chu cuyos reinos estaban situados en la actual provincia del Jiangsu. Derrotados en el 154 a. C., el poder de los feudos iría declinando hasta que en el 27 a. C., el emperador Wudi (147-87 a. C.) obligó a repartir las herencias entre todos los hijos en lugar de al primogénito (la misma medida que tomaría Napoleón para acabar con la nobleza casi dos mil años después), reduciéndose poco a poco su poder.
Estos éxitos interiores permitieron a los Han lanzarse a la conquista de nuevos territorios. Pero esta política expansionista no estaría motivada por el ansia de gloria sino por la amenaza que representaban los xiongnu.
Con la desintegración del imperio Qin, la Gran Muralla quedó sin defensa alguna y las tribus nómadas de las estepas realizarían incursiones por China del norte sin oposición.
Los xiongnu, nombre que significa “bárbaros del este”, formarían una confederación de tribus cuyo apogeo llegaría en tiempos de su caudillo el chanyu Maodun (209-174 a. C.). Ante esta amenaza, la dinastía Han enviaría un inmenso y costoso ejército de 300.000 hombres al que Maodun se enfrentó con 400.000, obligándoles a retirarse. Los ejércitos chinos estaban en desventaja, compuestos por campesinos que requerían un costoso entrenamiento y cuyos caballos eran comprados a los xiongnu. Mientras que estos, jinetes de las estepas, se dedicaban a la caza con arco y caballos, por lo que ya estaban entrenados y sus ejércitos eran mucho más veloces.
Obligados por las circunstancias, los Han iniciarían una política de pacificación conocida como heqin. Cada año eran enviados como regalo rollos de seda, arroz y monedas de cobre. Una princesa china es entregada en el año 198 a Maodun. Finalmente esta política de regalos resultaría tan cara como la guerra en sí por lo que en tiempos de Han Wudi se envió una expedición en busca de aliados. En el 139 a.C, Zhang Qian partía de Chang´an con un centenar de hombres para localizar a los yuezhi, un pueblo exterminado por los xiongnu y que, expulsados de sus tierras, acabarían fundando el imperio Kushan en la frontera oriental de Persia. Tras estar apresado por los xiongnu durante diez años, pudo localizar a los yuezhi que, bien establecidos, no querían saber nada de alianzas con lejanos países. A su regreso, fue de nuevo capturado por los xiongnu y llegaría a Chang´an en el 126 a.C. Una vez allí introdujo la alfalfa y la viña, traídas de sus viajes, y explicó a la corte la existencia de varias rutas comerciales por las que circulaban los productos chinos. Una a través del desierto de Takla Makan y el Pamir, y otra a través del Yunnan hacia Birmania y la India. Convencido de poder conseguir aliados a cambio de seda y dispuesto a controlar las rutas comerciales, Han Wudi enviaría numerosas expediciones a Mongolia y el desierto de Takla Makan, estableciendo colonias militares que asegurasen el control del territorio. Con este fin se trasladó a más de 700.000 personas. Mezclando diplomacia y agresividad, ejércitos de más de 100.000 hombres fueron enviados a Mongolia en el 124, 123 y 119 a. C. A partir del año 115, la frontera norte quedó asegurada.
Como parte de esta expansión hacia el norte, tras una victoria sobre los Donghu en el 128 a. C., los Han se establecerían en la parte sur de Manchuria desde donde conquistarían la mayor parte de Corea entre el 109 y el 106 a. C..
El avance Han se vuelve imparable, lanzándose a la conquista de los trópicos donde destruirían los reinos no chinos de Dian y Dong-son, entrando y ocupando Vietnam en el 113 a. C. e iniciando la colonización del área. Este último territorio era muy poco seguro ya que la selva y las montañas son ideales para la guerrilla. A partir del año 40 d.C estalla una rebelión general en Vietnam dirigida por dos hermanas, Tsu´ng Thac y Tsu´ng Nhi. Esta rebelión sería sofocada en el 43 a. C.
-EL SISTEMA TRIBUTARIO HAN
El sistema de tributos formalizado por los Han sería el mismo que emplearían el resto de dinastías chinas. China, como centro civilizado del mundo, ha de proteger al resto de los pueblos, cada vez más bárbaros cuanto más alejados están del centro. Aquellos pueblos que reconociesen la superioridad del emperador y enviasen regularmente misiones tributarias, recibirían a cambio protección y regalos.
La protección era más bien suave pero los tributos no eran abusivos y en muchos casos los regalos eran más valiosos. Con este sistema, los chinos se erigirían (al menos en teoría) como los árbitros absolutos de Asia Oriental, siendo ellos los que daban títulos y sellos reales a otros países. Este sistema también permitiría a los chinos pagar ellos mismos tributos sin tener que rebajarse a semejante consideración. Así, la política de regalos a los xiongnu, que se llevaba la sexta parte de los ingresos del estado, era realizada sin demasiados problemas morales.
El sistema de tributos también permitió controlar el comercio internacional, en ocasiones prohibido, limitándolo a las delegaciones tributarias. Lamentablemente en numerosas ocasiones se infiltrarían mercaderes entre las delegaciones de otros países y en otras ocasiones las delegaciones serían tan grandes y su gasto para el estado chino tan amplio, que tendrían que ser rechazadas.
-LA ECONOMÍA HAN
Una vez reunificado el imperio, la capacidad de China era inmensa. Con tres millones de kilómetros cuadrados y 60 millones de habitantes, nos encontramos ante el país más grande del mundo junto con el Imperio Romano. Pero la capacidad y deseo de intervención del estado chino era mayor que el romano e interactuaba con una economía mucho más desarrollada. La rotación de cultivos y el empleo de instrumentos de hierro en la agricultura marcarían una gran diferencia. El mijo chino rendía más que el trigo romano y, por tanto, la población china estaba mejor alimentada. A esto hay que añadir inventos como la carretilla, que permite transportar grandes pesos sin esfuerzo, y el acero. La capacidad de los chinos para manejar el acero y el hierro fueron extraordinarias, siendo los objetos de hierro chino muy codiciados en el extranjero. Monopolizados por el estado, los Han dispondrían de 48 grandes fundiciones con centenares o miles de obreros.
Respecto al comercio, la expansión Han y la instalación de guarniciones en las ya existentes rutas comerciales, permitieron un incremento del comercio internacional creándose enormes caravanas con miles de carretas. El comercio en el interior de China también era muy prospero, formándose un grupo de ricos mercaderes cuyo poder fue aumentando según decaía el estado Han y su control sobre la economía. Haciendo prestamos usureros a los pequeños agricultores, comerciando y produciendo, estas familias de notables acapararían todas las tierras minando poco a poco el imperio Han.
-LA DINASTÍA XIN (新):
Una vez vencidos los xiongnu y los feudos interiores, dos eran los problemas de los Han: El primero, y muy grave, era el crecimiento del poder de los notables del reino que se habían convertido en terratenientes, disminuyendo la base fiscal del imperio y su capacidad para reclutar tropas. El segundo acompañaría al imperio chino durante casi toda su historia. La situación, que también se produjo en otros países, puede resumirse así: las familias hacen todo lo posible por colocar una hija en palacio que vele por sus intereses. Una vez allí la competencia es tan amplia que es necesario intrigar para poder acceder al lecho imperial. Si a esto le añadimos la presencia de eunucos, también entregados por las grandes familias, las luchas por el poder en el harén eran frecuentes y muchas veces tuvieron consecuencias sangrientas.
La unión de estas dos debilidades sería catastrófica para los Han, según disminuían sus ingresos, las infraestructuras (diques, graneros, caminos, canales) fueron abandonadas, multiplicándose las revueltas de campesinos. En medio de semejante crisis, las intrigas de palacio aumentan. De estas intrigas surgiría Wang Mang, perteneciente a la familia de la emperatriz Wang y que fundaría una nueva dinastía la Xin, literalmente nueva.
Como no podía ser de otra manera, la dinastía Xin no duraría mucho (9-23d.C). Las intrigas de palacio le dieron el poder a Wang Mang pero el Estado seguía en la bancarrota. Los esfuerzos de Wang Mang por reforzar los monopolios, crear nuevos y devaluar la moneda, molestaron al conjunto de la sociedad china sin aumentar los ingresos.
Con los diques sin reparar, las inundaciones hicieron mella, propagándose el hambre. Completamente desesperados, los campesinos se rebelaron y marchan sobre la capital bajo la dirección de la madre Lü. Su esperanza es restaurar la dinastía Han, el color de los Han en la cosmología correlativa era el rojo, así que se pintaron de ese color, siendo los Cejas Rojas. Apoyados por la nobleza, los rebeldes cortaron en pedazos a Wang Mang y se lo comieron. Liu Xin, perteneciente a los Han se establece como emperador con el nombre de Guangwudi (25-57 d.C).
La dinastía Han del Este (東漢)
Tras su victoria, Guangwudi, acabaría con las rebeliones de campesinos y unificaría el país trasladando la capital a Luoyang situada más al Este. Los primeros años de los Han Orientales serían de estabilidad. Los xiongnu, divididos desde el año 48, dejan de representar una amenaza. El general Ma Yuan acaba con las insurrecciones vietnamitas en el año 44 y las expediciones de Ban Chao, realizadas por iniciativa propia, reestablecen el control de los oasis de Takla Makan entre el 73 y 94 d.C. , llegando uno de sus lugartenientes, Ganying, hasta el Golfo Pérsico. De allí regresaría aterrado por las historias de enormes monstruos que contaban los persas y que eran bastante habituales en la época. Para el año 94, más de 50 reinos de Asia Central envían tributos a Luoyang.
El imperio llego a su máxima expansión bajo las conquistas de Dou Xian y Ban Chao cuyos ejércitos dominarían Asia Central y llegarían a contactar con los lejanos persas. Seria el mismo Dou Xian quien destruyó al debilitado estado nómada de los xiongnu, que tantos problemas había dado a los Han Occidentales. Pero la brutalidad de la conquista, sus enormes costes, y la desaparición de los xiongnu traerían graves consecuencias. A los organizados xiongnu les sustituyeron los xianbi, mucho más belicosos, mientras en el noroeste de China los qiang se rebelaban.
Para el siglo segundo el noroeste era una región devastada y fuera del control del gobierno, lo que disminuyó aún más sus ingresos y su poder de cara a los terratenientes.
En la capital, Luoyang, la situación no era mucho mejor. Durante generaciones un emperador tras otro había seleccionado su consorte principal de entre las grandes familias del imperio que tenían por tanto un amplio poder en la corte. Las intrigas en el palacio imperial y el harén dieron a estas familias una posición predominante de la que el emperador muchas veces era excluido. En el siglo II d.C. la familia Liang era la que ejercía el poder en palacio.
En medio de esta red de intrigas estaban los eunucos. Por su condición los eunucos tenían la misión de vigilar el harén, sirviendo de agentes y mensajeros de las aisladas esposas del emperador. Estos eunucos hicieron amplias fortunas dedicándose al comercio a gran escala.
A lo que hay que añadir que los Han orientales no consiguieron acabar con el problema de los terratenientes. Principalmente porque ellos mismos habían restaurado la dinastía (el propio Liu Xin era uno). Estos terratenientes disponían de de enormes propiedades autosuficientes y con milicias y armas propias . Siendo la clase social de la que provenían los funcionarios, su principal rival en el poder eran las familias de eunucos y las emperatrices. Estos habían ido recuperando poder a partir del reinado de He (88-105) según emperadores niños se iban sucediendo. En el 135 se autoriza a los eunucos a adoptar hijos y su poder y riqueza, dedicados al comercio a gran escala, no cesa de aumentar. Todos los intentos de los funcionarios por frenar su poder serán frustrados. Con el desorden en el poder, vendría el desorden en general.
En el año 159 el emperador Huan destruyó a la familia Liang con la ayuda de los eunucos que pasarían a ocupar los principales cargos del gobierno. A su muerte nueve años más tarde, los terratenientes pusieron sus esperanzas en Dou wu, regente del emperador niño Liang, pero sus esperanzas se verían frustradas a los pocos meses cuando Dou wu y sus seguidores fueron aniquilados por los eunucos. Hasta el final de la dinastía, serian los eunucos los detentores del poder político, mientras que el poder real era de los terratenientes. Esta contradicción convertiría al sistema en insostenible.
Atrapados entre estos dos grupos y sin ningún soporte económico a su causa se encontraban los “Puros” que mantenían ideales confucianos y criticaban los gobiernos corruptos tanto de la familia Liang como de los eunucos. Pertenecientes a la pequeña y mediana burguesía, apoyados por los estudiantes de la universidad imperial que cantaban eslóganes y hacían pintadas, nunca representarían una alternativa real. Aun así fueron censurados, exiliados y después aniquilados junto a Dou wu.
La moral decayó entre los funcionarios de un imperio en el que ya no creían en. Con el tiempo los hombres de buena familia dejaron de participar en el sistema oficial para centrarse en sus intereses locales. Las diversas alianzas entre las familias locales, los restos de la burocracia y los terratenientes crearon auténticos feudos enfrentados entre sí y con los eunucos y sus seguidores, enviados desde la capital para incrementar su riqueza en el campo. El conflicto aún no había llegado a su apogeo pero la corrupción lo dominaba todo. Los diques se desplomaron faltos de atención, lo que provocó inundaciones. Completamente desprotegidos, los campesinos fueron abandonados a su suerte, no teniendo más remedio que rebelarse.
Lo inevitable ocurrió en el año 184 a manos de Zhang Jue. Él, junto a sus Turbantes Amarillos, llevó a cabo una rebelión que buscaba el comienzo de un nuevo ciclo en la historia en el que se alcanzaría la Gran Paz (Taiping). Con un gran ejército de campesinos se dispuso a derrocar al gobierno.
Si la facción de los Puros y los terratenientes acusaban al gobierno de corrupto y decadente, la rebelión de los Turbantes Amarillos sobrepasaba para ellos los límites de la indecencia. Completamente asqueados por lo que consideraban una aberración, los diversos grupos de grandes propietarios aportaron sus tropas para enfrentarse a la rebelión junto a las fuerzas del gobierno Han.
Y es ahí, al comienzo de esta rebelión sin precedentes, donde da su verdadero comienzo el Romance de los Tres Reinos…
Bibliografía:
-Gernet, Jacques: El Mundo Chino, Crítica, 1999
– Dolors Folch: La construcción de China. Ediciones Península. 2002
-CONFUCIO Analectas. Versión y notas de Simón Leys. Arca de Sabiduría. 1998
-XINZHONG YAO El confucianismo. Cambridge University Press. 2001
-Lao Zi, El libro del tao. RBA Coleccionables. 2002