Lu Bu ayuda a Wang Yun a acabar con el tirano
Siguiendo el consejo de Jia Xu, Li Jue asalta la capital
Así que volvamos con la persona que había chocado contra Dong Zhuo. No era otro que su consejero, Li Ru. Li Ru ayudó de inmediato a Dong Zhuo y lo llevó a la biblioteca donde lo ayudó a sentarse.
—¿Qué haces aquí?—preguntó Dong Zhuo.
—Acababa de llegar a las puertas de tu residencia, cuando me enteré de que habías ido al jardín en busca de Lu Bu. Entonces apareció tu hijo gritando que querías matarle y vine lo más rápido que pude para interceder por él cuando me topé contigo por accidente. Espero que me perdones, sin duda merezco la muerte.
—¡No puedo tolerar que ese traidor trate de adueñarse de mi amada concubina! Lo mataré.
—Excelencia, eso sería un error. Muchos siglos atrás, cuando Jiang Xiong en un banquete trató de congraciarse con la consorte del rey Zhuang de Chu[1], el rey no lo tuvo en cuenta. Más tarde, cuando el mismo rey estaba rodeado por el ejército de Qin, el mismo Jiang Xiong le salvó la vida. Diao Chan no es más que una mujer, mientras que Lu Bu es tu mejor general. Primer Ministro, deberías aprovechar la oportunidad para entregar a Diao Chan a Lu Bu. Él te estaría eternamente agradecido. Te ruego que lo consideres cuidadosamente.
Dong Zhuo permaneció callado durante mucho tiempo.
—Pensaré sobre ello, dijo finalmente.
Li Ru le dio las gracias y se fue. Dong Zhuo entró en sus aposentos e hizo llamar a Diao Chan.
—¿Tienes una aventura con Lu Bu?—preguntó directamente.
Diao Chan comenzó a llorar.
—Estaba contemplando las flores en el jardín cuando él llegó. Estaba asustada y quise irme, pero él me dijo que era tu hijo y que no debía evitarlo. Llevaba consigo su alabarda, y me hizo ir al Pabellón del Fénix. Sabía que sus intenciones no eran buenas y temía lo que pudiera hacerme. Así que traté de arrojarme al estanque de los lotos pero me agarró y no podía hacer nada. Fue entonces cuando viniste y me salvaste la vida.
—Supón que te entrego a él, ¿qué harías?—dijo Dong Zhuo.
Diao Chan se apartó de él y dijo entre sollozos:
—¿Qué crimen he cometido para que desee librarse de mí? ¡Prefiero morir que sufrir la humillación de ser la esclava de ese hombre!
Entonces cogió una daga que colgaba de la pared.
Dong Zhuo se la arrebató de las manos.
—¡Solo bromeaba!
Diao Chan cayó entre los brazos de Dong Zhuo y enterró su cara en el pecho.
—Tiene que ser idea de Li Ru—dijo llorando—. ¡Lu Bu y él están muy unidos! No se preocupa por tu reputación, o mi vida. ¡Sería capaz de devorarlo crudo!
—¿Cómo podría perderte?—la tranquilizó Dong Zhuo.
—Aunque sé que es pedir demasiado, me temo que no puedo permanecer aquí por más tiempo. Si no tarde o temprano Lu Bu vendrá a por mí.
—Mañana te llevaré a Meiwo, allí seremos felices sin tener de qué preocuparnos.
Diao Chan dejó de llorar y, postrándose ante Dong Zhuo, le dio las gracias.
Li Ru volvió al día siguiente.
—Hoy es un día propicio para enviar a Diao Chan con Lu Bu—dijo él.
—Mi relación con Lu Bu es la de un padre con un hijo, no puedo hacer eso—le contestó Dong Zhuo—. Pero no volveré a mencionar sus faltas. Cuéntale mis intenciones y consuélalo con bellas palabras, eso será más que suficiente.
—¡No deberías permitir que esa mujer te domine!
El rostro de Dong Zhuo se enrojeció de ira.
—¿Acaso le entregarías tu esposa a Lu Bu? En cuanto a Diao Chan, será mejor que no vuelvas a mencionar el tema, porque si lo haces ordenaré que te corten la cabeza.
Li Ru se fue, miró a los cielos y sollozó.
—Vamos a morir por culpa de una mujer.
Generaciones posteriores, tras estudiar este episodio, compusieron un poema:
Ni lanzas, ni flechas, ni soldados.
Bastaba una bella mujer para un plan brillante.
Tres batallas en Paso del Tigre, vano esfuerzo;
Pues todas las odas hablan del Pabellón del Fénix.
Ese mismo día Dong Zhuo dio orden de partir a Meiwo. Todos los miembros de la corte fueron a verle partir. Desde su carruaje, Diao Chan vio a Lu Bu entre la multitud. Diao Chan cubrió su rostro como si llorara incontrolablemente. Cuando Diao Chan se había perdido en la distancia, Lu Bu montó en su caballo y subió a una colina. Desde allí contempló el polvo que dejaba el carruaje y suspiró.
—General, ¿por qué no acompañas al Primer Ministro en lugar de lamentarte desde aquí?—preguntó de pronto una voz tras él.
Se trataba del Ministro del Interior, Wang Yun.
—He estado en casa enfermo durante unos días—continuó Wang Yun una vez cara a cara—, así que no he podido verte. Pero hoy el Primer Ministro parte a Meiwo y no he tenido más remedio que venir. Me alegro de haberos encontrado aquí, General. ¿Pero por qué suspiras así?
—Para ser sinceros, es debido a tu hija—dijo Lu Bu.
Wang Yun fingió estar sorprendido.
—¿Aún no se la ha entregado después de tanto tiempo?
—El viejo rufián se ha enamorado de ella.
—¡No puede ser cierto!—dijo Wang Yun fingiéndose aún más sorprendido.
Lu Bu le contó toda la historia. Wang Yun la escuchó en silencio mientras golpeaba el suelo. Finalmente dijo:
—¡Cómo podía saber que el Primer Ministro era semejante bestia!—cogió a Lu Bu por la mano— Ven conmigo, tenemos mucho de que hablar.
Lu Bu lo siguió hasta su residencia. Una vez allí, Wang Yun lo llevó a una cámara secreta. Tras tomar un refrigerio, Lu Bu le contó en detalle lo ocurrido en el Pabellón del Fénix.
—¡El Primer Ministro ha mancillado a mi pequeña y te la ha robado; sin duda será un objeto de burla ante el mundo entero! ¡Aunque mucho más se burlarán de nosotros! Yo ya soy viejo y poca cosa puedo hacer. Por desgracia para ti, General, sufres esta humillación a pesar de ser un héroe sin igual.
Golpeando la mesa, Lu Bu rugió ciego de ira. Wang Yun trató de calmarlo.
—¡Mataré a esa sabandija! Solo así podré limpiar mi nombre.
—¡No digas semejantes cosas!—dijo Wang Yun poniendo su mano sobre la boca de Lu Bu—. Me implicarás a mí y a mi familia.
—¡Un gran hombre no puede vivir durante mucho tiempo bajo la impronta de semejante bestia!
—Siendo honestos, con tus habilidades, no eres alguien que pueda estar sujeto por el Primer Ministro—dijo Wang Yun.
—De no ser por mis deberes con él como hijo suyo, acabaría con esa sabandija. Pero temo lo que pueda pensar la posteridad de mí.
Wang Yun sonrió.
—Tu apellido es Lu, el suyo es Dong, ¿acaso él cumplía sus deberes paternales cuando te arrojó esa alabarda?
—De no ser por tus palabras, nunca habría podido reparar mi error.
Wang Yun vio que su discurso hacía efecto. Y continuó.
—General, sería sin duda una muestra de lealtad si restauraras la dinastía Han. La historia te exaltaría como a un ministro leal. En cambio si continúas apoyando a Dong Zhuo, no serás más que un traidor y tu nombre será recordado como sinónimo de infamia.
Lu Bu se levantó de su asiento e hizo una reverencia de gratitud.
—He tomado una decisión, no tienes nada que temer, Ministro del Interior.
—Pero si fallas sería un gran desastre para ti.
Lu Bu sacó el cuchillo que llevaba en el cinturón y rasgó su brazo, dejando que la sangre fluyese.
Wang Yun cayó de rodillas ante él y se lo agradeció.
—Si la casa de Han perdura, será sin duda gracias a tus esfuerzos. Pase lo que pase esto debe permanecer en secreto. Cuando llegue el momento, te haré saber qué plan seguir.
Lu Bu se fue emocionado.
Wang Yun invitó al asistente de ministro Shisun Rui, y a Huang Wan, Comandante al cargo de la ley y los trabajos públicos, para discutir qué hacer a continuación.
—Es un momento propicio—dijo Shisun Rui—. Su majestad ha estado enfermo hace poco, podemos enviar a alguien a Meiwo para que convenza a Dong Zhuo de que venga a discutir asuntos de estado con el Emperador. Al mismo tiempo deberíamos obtener un edicto secreto que autorice a Lu Bu a preparar una emboscada a las puertas de palacio para acabar con Dong Zhuo en cuanto entre. Yo creo que es el mejor plan posible.
—¿Quién irá?—dijo Huang Wan.
—El Capitán de caballería, Li Su—dijo Shisun Rui—. Es de la misma región que Lu Bu y odia a Dong Zhuo por no promoverlo. Si lo enviamos, Dong Zhuo no sospechará nada.
—Excelente—dijo Wang Yun.
Invitaron a Lu Bu para discutir los detalles.
—Hace unos años, Li Su fue el que me convenció de matar a mi padre adoptivo. Si no acepta esta misión, lo mataré—dijo Lu Bu.
Enviaron a alguien en busca de Li Su.
Cuando Li Su llegó, Lu Bu dijo:
—Varios años atrás me convenciste de que matara a Ding Jianyang y me uniese a Dong Zhuo. Ahora veo que Dong Zhuo se burla del Hujo del Cielo y oprime al pueblo. Ha cometido tal cantidad de maldades que es odiado por dioses y hombres. Debes llevar este edicto imperial a Meiwo para que Dong Zhuo vuelva a palacio. Cuando lo haga, mis tropas acabarán con él. Con esto ayudaremos a la casa de Han y seremos recompensados por nuestra lealtad, ¿qué opinas?
—Hace mucho que deseo librarme de él—fue la respuesta—- Pero nunca conseguía encontrar a alguien que me ayudara. ¿Cómo podría dudar ni por un instante?
Entonces Li Ru rompió una flecha en dos para sellar su promesa[2].
—Si tienes éxito, conseguirás sin duda un puesto de prestigio—dijo Wang Yun.
Al día siguiente Li Su cabalgó hasta Meiwo acompañado de una pequeña escolta. Allí anunció que era el portador de un edicto del Hijo del Cielo. Dong Zhuo dio órdenes de que lo trajeran ante su presencia. Después de que presentara sus respetos, Dong Zhuo preguntó el contenido del edicto imperial.
—El Hijo del Cielo se ha recuperado de una enfermedad y desea que la corte se reúna en palacio para discutir su abdicación a favor del Primer Ministro. Ésta es la razón de que haya sido enviado.
—¿Y qué piensa de ello Wang Yun?—preguntó Dong Zhuo.
—El Ministro del Interior ya ha ordenado la construcción de una plataforma de la abdicación—dijo Li Su—. Tan solo falta la llegada de su excelencia.
—Anoche soñé que un dragón cubría mi cuerpo, ¡y ahora llegan estas estupendas noticias!—dijo Dong Zhuo complacido—. No puedo desaprovechar semejante oportunidad.
Entonces ordenó a sus generales de confianza que protegiesen la ciudad. Li Jue, Guo Si, Fan Chou y Zhang Ji tomarían bajo su mando a tres mil hombres de la caballería de los osos voladores, mientras él regresaba a la capital ese mismo día.
—Cuando sea emperador, te pondré al cargo de la capital—dijo Dong Zhuo a Li Su.
Li Su se lo agradeció y declaró su lealtad.
Dong Zhuo fue a despedirse de su madre. Por aquel entonces tenía más de noventa años.
—¿A dónde vas, hijo mío?—dijo ella.
—Me voy a aceptar la abdicación de los Han, vas a convertirte en la Emperatriz Viuda.
—Últimamente tiemblo de ansiedad. Me temo que es un mal augurio.
—Estás a punto de convertirte en la madre de la nación—dijo Dong Zhuo—, ¿cómo puedes sentirte insegura?
Se despidió de ella sin hacer caso de sus palabras. Cuando se iba, le dijo a Diao Chan:
—Cuando sea Emperador, serás mi concubina principal.
Diao Chan fingió ser feliz y le dio las gracias.
Dong Zhuo montó en su carruaje e inició su viaje a Changan con una poderosa escolta. Apenas habían avanzado 30 li[3] cuando se rompió una de las ruedas de su carruaje. Dong Zhuo continuó a caballo pero tan solo 10 li más tarde el caballo comenzó a relinchar hasta que rompió su brida.
—¿Qué tipo de presagios son estos? El carruaje ha perdido una rueda y la brida del caballo se ha roto—le dijo Dong Zhuo a Li Su.
—Deberías aceptar la abdicación, es lo que dice el presagio. Lo viejo ha de dejar sitio a lo nuevo. Desde ahora montarás en el carruaje imperual de jade o en una silla de oro.
Dong Zhuo creyó estas palabras.
Durante el segundo día de viaje se levantó una terrible tormenta y el cielo quedó cubierto con una niebla oscura.
—¿Qué tipo de presagio es éste?—preguntó Dong Zhuo.
Li Su también tenía una interpretación para eso.
—Su excelencia va a ascender al Trono del Dragón. Así que los rayos y la niebla implican la forma celestial de vuestra persona.
Dong Zhuo no tuvo más dudas.
Finalmente llegaron a las afueras de la ciudad y numerosos oficiales los esperaban en la puerta, todos salvo Li Ru que estaba enfermo y no era capaz de abandonar sus aposentos. Dong Zhuo se dirigió a su palacio, en el camino se encontró a Lu Bu que lo esperaba para darle la enhorabuena.
—Cuando sea el Emperador, tú supervisarás las tropas de toda la nación.
Lu Bu le dio las gracias y permaneció toda la noche en frente de su tienda. Aquella noche una docena de niños cantaban y jugaban en los suburbios de la ciudad. El viento llevó la canción hasta la tienda de Dong Zhuo.
La hierba se extiende por mil li[4], ¡mira que verde es!
Pero espera diez días, y no se verá ni una sola hoja.
El canto estaba cargado de melancolía, pero una vez más Li Su encontró una interpretación alegre:
—Solo sugiere que es el fin de la familia Liu, mientras que la familia Dong está en auge.
A la mañana siguiente, justo al amanecer, Dong Zhuo se preparó para aparecer en la corte. De pronto vio a un monje taoísta, vestía de negro y llevaba un turbante blanco. En la mano portaba un largo cayado con una larga pieza de tela blanca atado a él. Al final de la tela había dibujado la palabra “boca”[5].
—¿Qué significa todo esto?—preguntó Dong Zhuo.
—No es más que un loco—dijo Li Su y mandó a la guardia para que alejasen al monje.
Cerca de la corte imperial, Dong Zhuo se encontró a todos los ministros vestidos con sus mejores galas. Todos le dieron la enhorabuena. Li Su escoltaba el carruaje, espada en mano. Cuando llegaron a la puerta norte de palacio, no se permitió entrar a los soldados de Dong Zhuo. Solo una veintena de ellos y los que se encargaban de atender el carruaje pudieron entrar. A lo lejos Dong Zhuo pudo ver a Wang Yun junto a los otros y vio que todos ellos portaban espadas.
—¿Por qué están armados?—preguntó Dong Zhuo sorprendido.
Li Su no contestó pero continuó empujando el carruaje. De pronto Wang Yun gritó.
—El traidor está aquí, ¿dónde están los soldados?
Un centenar de hombres aparecieron por ambos lados, iban armados con alabardas y lanzas. Dong Zhuo llevaba su armadura por lo que no fue seriamente herido, aunque cayó del carruaje.
—¿Dónde está Lu Bu?—gritaba.
Lu Bu apareció detrás del carruaje.
—¡Aquí estoy y con un edicto imperial que me ordena acabar con los rebeldes!
Lu Bu atravesó la garganta de Dong Zhuo con su alabarda. Entonces Li Su le cortó la cabeza y la alzó.
Lu Bu sostenía su alabarda con la mano izquierda y el edicto con la mano derecha.
—¡De acuerdo con el edicto imperial, hemos exterminado a Dong Zhuo, el resto carece de importancia!—gritó.
—¡Larga vida a Lu Bu!—aclamaron todos los presentes.
Generaciones posteriores escribirían un poema lamentando el destino de Dong Zhuo:
El momento adecuado y un déspota puede ser emperador
O si no, al menos ser un hombre rico.
¿Quién iba a decir que la voluntad del Cielo es tan injusta?
Meiwo acaba de ser construida y ya iba a ser demolida.
Se despertó el ansia de sangre.
—¡El que ayudó a Dong Zhuo en su tiranía—gritó Lu Bu—, no fue otro que Li Ru!
Li Su se ofreció voluntario para ir a buscarlo pero justo entonces se oyeron gritos en la puerta. Al parecer los sirvientes de Li Ru lo traían atado. Wang Yun ordenó que lo ejecutaran públicamente en la plaza de la ciudad.
El cuerpo de Dong Zhuo fue mostrado por las calles. Era tan grasiento que los soldados que lo portaban pusieron una llama en su ombligo y con eso iluminaron su camino. La grasa se desparramaba por el suelo. De los cientos de ciudadanos que pasaron cerca ni uno solo dejó de arrojarle piedras y golpear su cuerpo con los pies.
Wang Yun ordenó a Lu Bu, Huangfu Song y Li Su que partieran a Meiwo con 50.000 hombres para hacerse cargo de las posesiones de Dong Zhuo y encargarse de su familia…
Pero volvamos con Li Jue, Guo Si, Zhang Ji y Fan Chou. Al conocer la muerte de Dong Zhuo y la llegada del ejército de Lu Bu, huyeron a Liangzhou con la caballería de los osos voladores.
Cuando Lu Bu llegó a Meiwo, lo primero que hizo fue tomar a Diao Chan a su cargo. Huangfu Song ordenó que liberasen a todos los jóvenes que habían sido obligados a permanecer en la ciudad. Entonces mataron a todos los miembros de la familia Dong, hombres y mujeres, niños y ancianos. Incluso la madre de Dong Zhuo fue asesinada. Su hermano Dong Min y su primo Dong Huan fueron decapitados y expuestos en las calles. En Meiwo hallaron inmensas cantidades de oro, plata y quién sabe cuántas joyas, platos y reservas de grano.
Cuando regresaron a informar de su éxito, Wang Yun recompensó a los soldados y organizó un banquete en la misma sala en la que se discutían los asuntos oficiales. Los ministros bebieron y brindaron alegremente.
Durante el banquete alguien vino a informar de que un hombre lloraba sobre el cadáver de Dong Zhuo.
—No hay nadie que no se regocije por la muerte del tirano—dijo Wang Yun enfurecido—. ¿Quién se atreve a llorar por él?
Wang Yun ordenó que lo arrestaran.
Enseguida lo apresaron y todos se quedaron sorprendidos al ver que era el leal Cai Yong[6].
—¿Porqué lloras por un traidor? Dong Zhuo ha muerto y toda la nación se regocija, en cambio tú que eres un ministro de Han, lloras por él—dijo Wang Yun.
—¿Cómo podría apoyar a Dong Zhuo y traicionar a mi país? Aunque no soy un hombre de talento todavía sé distinguir entre el bien y el mal. Pero fue amable conmigo y no puedo evitar velar por él. Sé que he cometido una grave ofensa pero te ruego que consideres las circunstancias. Si me tratas como a un criminal y me cortas los pies o me tatúas la frente, podré continuar mi labor como historiador de los Han y limpiar mi nombre.
Todos se apiadaron de Cai Yong porque sabían que era un hombre de talento y suplicaron por su vida.
El Gran Tutor Ma Midi intercedió por él en secreto.
—Cai Yong es un famoso erudito, si le dejamos terminar la historia de la dinastía Han será sin duda glorioso. Más aún, es conocido por su piedad filial. Si lo matamos sin pensar, me temo que perderemos el apoyo del pueblo.
—En el pasado el emperador Wu perdonó a Sima Qian[7] y le permitió terminar sus anales. Como resultado, numerosas mentiras se han transmitido de generación en generación. Estos son tiempos tumultuosos, no podemos permitir que un ministro desleal utilice su pincel e impresione al joven Emperador—respondió Wang Yun.
Viendo que era inútil, Ma Midi se fue. Pero le dijo a los demás ministros en privado:
—¿Acaso no piensa Wang Yun en sus descendientes? Solo las personas virtuosas son el sostén de un sistema legal, y solo la adecuada etiqueta es el sostén de la ley de una nación. Si acabamos con el sistema legal y abandonamos las leyes, ¿cómo sobrevivirá la nación?
Wang Yun era obstinado y no escuchó los consejos de Ma Midi. Cai Yong acabó en prisión y fue ahorcado. Cuando los oficiales supieron lo ocurrido todos ellos compartieron lágrimas, pues si bien Cai Yong no había actuado correctamente, ejecutarlo era excesivo. Un poema lamenta estos hechos:
Dong Zhuo era un tirano sin compasión
Mas por qué un sirviente leal ha de morir.
Mientras, en la oscuridad de Longzhong,
Zhuge Liang[8] mantenía paz y dignidad,
Y a ningún ministro renegado sirvió.
Pero volvamos con Li Jue, Guo Si, Zhang Ji y Fan Chou. Tras escapar más allá de las montañas enviaron un mensajero a Changan para pedir una amnistía.
—Esos cuatro fueron precisamente los que ayudaron a Dong Zhuo a extender su poder—dijo Wang Yun—. Pienso asegurar una amnistía general, salvo para ellos.
El mensajero regresó e informó a Li Jue de su audiencia con Wang Yun. Li Jue no vio más esperanza que la huida. Pero su consejero Jia Xu no era de la misma opinión.
—Si cada uno de vosotros abandona las armas y huye, hasta el gobernador de una aldea podría apresaros. Será mejor que convoquemos a los habitantes de la región para atacar Changan y vengar la muerte de Dong Zhuo. Si tenemos éxito, controlaremos la corte. Habrá tiempo de sobra para huir si fallamos.
Li Jue aceptó su consejo. Así que extendió el rumor por la provincia de Xiliang[9] de que Wang Yun iba a masacrar a todos sus habitantes. Una vez que el pueblo estaba dominado por el pánico fueron un paso más allá.
—¡No merece la pena morir en vano, rebelaos y uníos a nosotros!
Todo el mundo se presentó voluntario y pronto reunieron un ejército de más de 100.000 hombres. Dividieron el ejército en cuatro grupos y partieron a Changan. Por el camino se encontraron al yerno de Dong Zhuo, Niu Fu, que avanzaba con otros cinco mil hombres. Niu Fu pretendía vengar a su suegro, así que se unió a Li Jue al mando de la vanguardia. El ejército continuó su avance.
Cuando Wang Yun se enteró de la llegada de aquel ejército, llamó a Lu Bu.
—¡No son mejores que hormigas! No hay de qué preocuparse, Ministro del Interior—contestó Lu Bu.
Entonces ordenó a Li Su que organizara un ejército. Li Su tomó la iniciativa y causó una matanza hasta que se encontró con Niu Fu. El ejército de Niu Fu fue incapaz de resistir su ataque por lo que tuvo que huir. Pero tomando ventaja de las victorias de Li Su, lo atacaron por sorpresa esa misma noche. El ejército de Li Su, desprevenido, tuvo que huir más de 30 li[10] y perdió la mitad de sus hombres.
Cuando Li Su fue a ver a Lu Bu, éste estaba furioso.
—¡Has mancillado mi reputación como guerrero!—dijo Lu Bu.
Li Su fue decapitado y su cabeza expuesta a la entrada del campamento.
Al día siguiente Lu Bu marchó contra Niu Fu. No fue capaz de hacerle frente y tuvo que huir de nuevo. Esa misma noche, Niu Fu llamó a Hu Chier, su hombre de confianza.
—Lu Bu es demasiado poderoso para nosotros, no hay esperanza—dijo Niu Fu—. Será mejor que cambiemos de bando y huyamos con el oro, las joyas y unos pocos seguidores.
Los dos traidores reunieron todos los bienes de valor y abandonaron el campamento. Estaban a punto de cruzar un río cuando Hu Chier mató a su compañero y se adueñó de las riquezas. Entonces se presento ante Lu Bu con la cabeza de Niu Fu. Cuando Lu Bu se enteró de la historia ordenó que lo ejecutaran.
Lu Bu marchó de nuevo contra los rebeldes y se encontró con las fuerzas de Li Jue. Sin darle tiempo a formar para la batalla, Lu Bu cargó con su alabarda a todo galope. El ejército de Li Jue no fue capaz de soportar el asalto y tuvo que retirarse más de 50 li[11]. Li Jue acampó al pie de una montaña y convocó un consejo. Guo Si, Zhang Ji y Fan Chou acudieron.
—Aunque Lu Bu es valiente no es tan formidable como parece. Carece totalmente de nociones de estrategia. Así que con mi ejército bloquearé la entrada del valle y todos los días lo incitaré a luchar. El general Guo Si se encargará de flanquear a Lu Bu y llegar hasta su retaguardia. Emularemos las tácticas de Peng Yue cuando rodeó al ejército de Chu[12]. El sonido de los gongs implicará avanzar, el de los tambores retirarse. Fan Chou y Zhang Ji se dirigirán a Changan en dos direcciones distintas. Lu Bu será incapaz de proteger a la vez la cabeza y la cola de su ejército y será completamente derrotado.
Todos acataron el plan.
Volvamos con Lu Bu que había detenido su ejército en la base de la montaña. Li Jue avanzó con sus tropas y lo desafió. Lu Bu atacó con furia pero el enemigo se retiró a la montaña y cayeron sobre él flechas y piedras hasta que le resultó imposible avanzar. Justo en ese momento llegó un mensajero informando de que Guo Si los estaba atacando por la espalda. Lu Bu se dio la vuelta pero entonces retumbaron los tambores y Guo Si se retiró. Apenas hubo Lu Bu reorganizado a su ejército, sonaron los gongs y Li Jue volvió a atacar. Antes de que Lu Bu pudiera enfrentarse al enemigo, Guo Si atacó de nuevo su retaguardia, retirándose una vez más al sonido de los tambores cuando Lu Bu llegó. Lu Bu temblaba de rabia.
Pasaron varios días y siempre se producía el mismo resultado. Lu Bu no era capaz de luchar ni de retirarse.
Lu Bu aún estaba dominado por la ira, cuando llegó un mensajero al galope. Los ejércitos de Zhang Ji y Fan Chou atacaban la capital desde dos puntos diferentes y estaba a punto de caer. Lu Bu dirigió su ejército a la capital con Li Jue y Guo Si atacando su retaguardia. Lu Bu se concentró en regresar y tuvo cuantiosas pérdidas. Pronto llegó a Changan, pero los rebeldes eran innumerables y rodeaban los muros y el foso. El ejército de Lu Bu estaba en desventaja y muchos de los hombres de Lu Bu, temiendo su ira, cambiaron de bando.
Lu Bu cayó en una grave depresión. A los pocos días, Li Meng y Wang Fang que formaban parte de los últimos seguidores de Dong Zhuo en la ciudad, ayudaron a los rebeldes y abrieron las puertas. Loe ejércitos rebeldes entraron por los cuatro costados. Lu Bu luchó desesperadamente pero era incapaz de contener al enemigo. Tomó consigo a unos cientos de jinetes hasta las puertas de palacio y llamó a Wang Yun:
—¡La situación es desesperada! ¡Ministro del Interior, huyamos a un lugar seguro!
—Si soy capaz de proteger las tablas ancestrales y restaurar la paz, cumpliré mis deseos—dijo Wang Yun—. Si no queda otro remedio, prefiero morir a manos del enemigo. No soy el tipo de persona que cuando se enfrenta a una crisis compromete sus principios. Por favor, agradece a todos los que están más allá del paso por sus esfuerzos, ¡se han mostrado inagotables a la hora de defender la nación!
Lu Bu trató de convencerlo una y otra vez pero Wang Yun no cambiaba de parecer. Pronto las llamas inundaron la ciudad. Lu Bu no tuvo más remedio que abandonar a su familia. Partió con sus jinetes a buscar refugio con Yuan Shu.
Li Jue y Guo Si permitieron a sus tropas saquear indiscriminadamente y muchos ministros cayeron en aquel día de calamidad. Chong Fu, Ministro de ceremonias, Lu Kui, Ministro de los cocheros, Zhou Huan, heraldo, Cui Lie, Capitán de las puertas de la ciudad, Wang Qi, Capitán de la caballería ligera, todos muertos.
Rápidamente los bandidos rodearon los jardines del palacio imperial, por lo que los sirvientes del emperador le rogaron que subiese a la Puerta de Xuanping[13] y tratase de lidiar con ellos. Cuando Li Jue y los demás vieron el toldo amarillo del Emperador, todos ellos gritaron:
—¡Larga vida al Emperador!
El Emperador se apoyó en el muro.
—¿Cómo es que entráis en la capital sin haberos convocado? ¿Cuáles son vuestras intenciones, nobles hombres?
—Dong Zhuo, Primer Ministro de su Majestad, ha sido asesinado por Wang Yun sin ninguna justificación y venimos por venganza, no como rebeldes—dijeron Li Jue y Guo Si mirando hacia arriba—. Todo lo que queremos es ver a Wang Yun y entonces retiraremos nuestras tropas.
Wang Yun se encontraba tras el Emperador.
—Hice lo que hice por el bien de mi país. Llegados a este punto, su Majestad no debería sacrificar el bien del país por mi persona. Solicito descender y encontrarme con los líderes rebeldes.
El Emperador dudaba lleno de pena. Wang Yun saltó de la puerta de Xuanping.
—¡Yo soy Wang Yun y aquí estoy!
Li Jue y Guo Si desenvainaron las espadas y hablaron con brusquedad.
—¿Qué crímenes cometió el Primer Ministro para merecer la muerte?
—Los crímenes de Dong Zhuo son incontables. Cuando lo ejecutaron fue un día de alegría en toda la ciudad. ¿Acaso sois los únicos que no lo sabían?
—Incluso si Dong Zhuo era culpable, ¿cuál era nuestra parte en sus crímenes que no podíamos ser perdonados?
Wang Yun los maldijo.
—¡No pienso seguir explicándome ante unos rebeldes! ¡Al fin y al cabo hoy solo puedo esperar la muerte!
Los bandidos alzaron sus espadas y mataron a Wang Yun. Un historiador ha escrito un poema en honor a Wang Yun, dice así:
Indignado por el sufrimiento de su pueblo,
Preocupado por su Emperador,
Wang Yun planeó la muerte del tirano Dong Zhuo.
Héroe sin parangón bajo el cielo,
Leal como sus constelaciones,
Por siempre su alma permanecerá en el Pabellón del Fénix.
Después de matar a Wang Yun, los rebeldes acabaron con toda su familia. Todos los habitantes de Changan, lloraron por su destino.
—Ya que hemos llegado tan lejos—comenzaron a pensar Li Jue y Guo Si—, podríamos pensar a lo grande y acabar con el Hijo del Cielo.
E irrumpieron en palacio con las espadas en la mano.
El principal ministro ya ha pagado por sus crímenes,
Pero apenas se ha enfriado su cuerpo, cuando los secuaces planean más calamidades.
El destino del Emperador, se descubrirá en el próximo capítulo.
[1] Esta historia, aunque ligeramente diferente, proviene del libro “Historias del Jardín” de Liu Xiang. El rey Zhuang de Chu organizó un banquete en el cuál muchos acabaron borrachos. Las velas se apagaron de repente y uno de los presentes se propasó con su mujer, pero ella se quedó con la cuerda de su birrete y que si se acercaban podría saber quién había sido. El rey contestó que no podía culpar a nadie por estar borracho en un banquete organizado por él y ordenó que todo el mundo se quitara las cuerdas de sus birretes. Tres años más tarde, Jin y Chu se enfrentaron y uno de los presentes en la fiesta salvó la vida al rey. Éste confesó haber sido el que se propasó.
[2] Se suponía que si rompía la promesa, sufriría el mismo destino que la flecha.
[3] 12,47 km.
[4] El apellido Dong, 董, puede dividirse en tres radicales: 千里艹 mil li hierba. La canción implica que Dong Zhuo y toda su familia estarán muertos en 10 días.
[5] El cayado, la boca y la tela forman el nombre de Lu Bu en chino.
[6] Cai Yong era un ilustre ministro que dimitió ante las intrigas de los eunucos (capítulo 1), cuando Dong Zhuo tomó el poder convocó a Cai Yong por la fuerza para dar buena imagen (capítulo 4).
[7] Sima Qian (145-90 a.C.) es el equivalente chino de Herodoto. En el año 99 a.C. Sima Qian defendió públicamente al general Li Ling. Éste había caído en desgracia ante el emperador Wu tras ser derrotado por las tribus xiongnu. Sima Qian fue castrado, lo que en la práctica equivalía a ser condenado a muerte, ya que el suicidio era considerada la única salida digna. Pero Sima Qian no se suicidó sino que completó la obra de su vida, el Shiji (史記), que cuenta la historia de China desde sus inicios e influyó en todas las obras de historia chinas posteriores hasta la época moderna.
[8] Zhuge Liang es uno de los protagonistas de la novela, que aparecerá más tarde.
[9] Otro nombre para Liangzhou
[10] 12,47 km
[11] 20,8 km
[12] Pang Yue (?-196 a.C.) fue uno de los generales de Liu Bang, el fundador de la dinastía Han. Ambos fueron amigos en su ciudad natal, Pei. Sus tácticas durante la batalla de Gaixia (202 a.C.) fueron cruciales para derrotar a Chu. Fue nombrado Rey de Liang.
[13] Ésta era la puerta norte de la antigua ciudad de Changan.