Capítulo 7

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 (Zhao Yun se enfrenta a Wen Chou)

Yuan Shao se enfrenta a Gongsun Zan en el río Pan;

Cruzando otro río, Sun Jian ataca a Liu Biao.

 

En el último capítulo Sun Jian estaba rodeado. Por suerte para él, Cheng Pu, Huang Gai y Hang Dang, lucharon con uñas y dientes para rescatarlo. Perdieron más de la mitad del ejército pero consiguieron escapar por una ruta alternativa y volver a la orilla este del Yangtsé. Desde entonces, Sun Jian y Liu Biao fueron enemigos declarados.

 

Pero volvamos con Yuan Shao. Se encontraba en Henei con su ejército pero no tenía suministros suficientes, por lo que pidió ayuda a Han Fu, gobernador de Jizhou. Éste accedió a enviarle los suministros.

Pero Peng Ji, uno de los consejeros de Yuan Shao, le habló con estas palabras:

—Eres el más poderoso. ¿Por qué depender de nadie? En Jizhou abundan la comida y las riquezas, ¿por qué no te adueñas de ellas?

—No tengo un plan—respondió Yuan Shao.

—Envía en secreto un mensaje a Gongsun Zan y pídele que ataque Jizhou con tu ayuda. Han Fu no tendrá más remedio que pedirte que te hagas cargo de la defensa de la provincia, y así la conseguirás sin haber movido un dedo.

El mensaje fue enviado. Cuando Gongsun Zan vio que que Yuan Shao quería dividir el territorio con él, aceptó complacido y preparó un ejército ese mismo día. Mientras tanto Yuan Shao envió otra carta a Han Fu para avisarle de la amenaza de Gongsun Zan. Han Fu pidió ayuda a sus consejeros Xun Chang y Xin Ping.

—Gongsun Zan dispone de un amplio y poderoso ejército—razonó Xun Chang—, y con la ayuda de Liu Bei y sus hermanos es aún más temible. Si nos ataca, no podremos hacerle frente. Ahora mismo, Yuan Shao es más astuto y valiente que el resto de los hombres y tiene muchos generales de prestigio a sus órdenes. Lo mejor que puedes hacer es invitar a Yuan Shao a gobernar el territorio contigo. Así no tendrás que preocuparte de Gongsun Zan.

Han Fu aceptó el consejo y envió una carta a Guan Chun[1] con un mensaje para Yuan Shao.

Pero Geng Wu, su secretario, amonestó a su señor con estas palabras:

—Yuan Shao está solo con un ejército aislado. Depende de nosotros como un bebé en los brazos de su madre. Deja de darle leche y el bebé morirá. ¿Por qué compartir la provincia con él? Sería como permitirle a un tigre entrar en el redil.

—Yo soy uno de los clientes de la familia Yuan, y sé que mis habilidades no son comparables a las de Yuan Shao. Los antiguos buscaban hombres de talento a los que servir. ¿Por qué tenerle tanta envidia? —contestó Han Fu.

—¡Jizhou está perdida!—dijo Geng Wu.

Tras esta discusión más de treinta oficiales abandonaron sus cargos y la ciudad; solo Geng Wu y Guan Chun permanecieron en los muros, esperando ocultos la llegada de Yuan Shao.

Unos pocos días después, Yuan Shao llegó con su ejército. Geng Wu y Guan Chun trataron de asesinarlo con sus espadas. Pero Yang Liang y Wen Chou reaccionaron a tiempo, cortando sus cabezas en un momento. Así murieron ambos, y el objeto de su odio entró en la ciudad de Jizhou.

El primer acto de Yuan Shao fue entregar a Han Fu el título de General de incomparable poder y valor, pero la administración quedó al cargo de sus hombres: Tian Feng, Ju Shou, Xu You, y Peng Ji. Han Fu quedó completamente desprovisto de su poder. Dominado por el desasosiego, abandonó mujer e hijos y huyó con Zhang Miao, gobernador de la comandancia de Chenliu.

Pero volvamos con Gongsun Zan que, sabiendo que Yuan Shao había ocupado Jizhou, envió a su hermano Gongsun Yue a verlo. Quería que el territorio se dividiera entre ambos.

—Quisiera ver a tu hermano en persona. Él y yo tenemos cosas de las que hablar—fue la respuesta de Yuan Shao.

Así que Gongsun Yue regresó. Pero no había ni viajado 50 li,[2] cuando apareció un grupo de soldados.

—¡Somos la guardia personal de Dong Zhuo! —gritaron.

En un instante Gongsun Yue cayó muerto bajo una lluvia de flechas. Los supervivientes de entre los seguidores de Gongsun Yue llevaron la noticia a su hermano.

—Yuan Shao me convenció para que atacara y se adueña de la provincia—dijo Gongsun Zan furioso—. Y no contento con eso, finge no ser el asesino de mi hermano. ¡Cómo no pedir justicia!

Gongsun Zan reunió a la totalidad de su ejército e invadió Jizhou.

Yuan Shao se enteró de este movimiento así que partió con sus tropas. Ambos se encontraron a orillas opuestas del río Pan. Sobre el río había un puente.

Gongsun Zan avanzó hasta él.

—¡Vendido! ¡Cómo osas traicionarme! —gritó.

Yuan Shao cabalgó hasta el otro lado del puente, apuntó a Gongsun Zan y dijo:

—Han Fu me entregó la provincia porque sus habilidades no eran suficientes, ¿por qué es asunto tuyo?

—Te tomaba por alguien leal, por eso te voté como líder de la alianza. ¡Pero tus actos demuestran que no eres más que un traidor! ¿Cómo puedes mostrarte ante el mundo? —respondió Gongsun Zan.

—¿Quién puede capturarlo? —gritó Yuan Shao enfurecido.

No había terminado de hablar y Wen Chou avanzaba con la lanza dispuesta. Gongsun Zan se enfrentó a él. Cruzaron sus armas diez veces, y Gongsun Zan comprobó el temible poder de Wen Chou. Huyó, aunque el enemigo lo seguía. Gongsun Zan trató de refugiarse en su formación de batalla, pero Wen Chou le cortó el camino. Cuatro de los más feroces generales de Gongsun Zan ofrecieron batalla; uno fue ensartado por la lanza de Wen Chou y cayó del caballo. Los otros tres huyeron. Wen Chou continuó combatiendo hasta que expulsó a Gongsun Zan de su propia formación de batalla. Gongsun Zan huyó a las montañas.

Wen Chou cabalgó a toda velocidad mientras gritaba:

—¡Desmonta y ríndete de inmediato!

Gongsun Zan huyó para salvar su vida. Se le cayeron arco, flechas y yelmo; tenía el pelo suelto mientras cabalgaba hacia las colinas. Entonces su caballo tropezó y cayó al suelo. Wen Chou estaba muy cerca y cargó a toda velocidad con la lanza en alto. De pronto apareció un general por el lado izquierdo, donde había una colina llena de hierba. Avanzó directamente hacia Wen Chou con la lanza preparada por encima de la cabeza. Gongsun Zan subió por la colina para verlo mejor.

El joven guerrero era de estatura media con cejas pobladas y grandes ojos, de amplia cara y mandíbula prominente. Cruzó sus armas con Wen Chou cincuenta o sesenta veces y ninguno de los dos consiguió la ventaja. Entonces llegaron los hombres de Gongsun Zan y Wen Chou tuvo que huir. El joven no lo persiguió.

Gongsun Zan bajó corriendo de la colina y le preguntó su nombre. Éste se inclinó y dijo:

—Mi nombre es Zhao Yun[3] de Changshan. Estaba a las órdenes de Yuan Shao, pero cuando vi que era desleal a su señor y que no le importaba el bienestar del pueblo, lo abandoné. Iba de camino a ofreceros mis servicios y no esperaba encontraros aquí.

Gongsun Zan estaba encantado y los dos regresaron juntos al campamento, donde prepararon a las tropas para la batalla.

Al día siguiente Gongsun Zan se preparó para la lucha, dividiendo su ejército en dos grupos, el izquierdo y el derecho, de tal forma en que parecían las alas de un pájaro. Dispuso cinco mil jinetes en el centro, todos ellos montados en caballos blancos. Gongsun Zan había combatido contra las tribus Qiang en la frontera norte, donde siempre ponía sus caballos blancos en la vanguardia del ejército. Por eso lo llamaban General de los caballos blancos. Los Qiang huían en cuanto veían estos caballos.

Yuan Shao ordenó a Yan Liang y Wen Chou que se pusiesen al frente con un millar de arqueros y ballesteros cada uno. Cada grupo fue desplegado en un lado, los del lado izquierdo tenían que disparar al flanco derecho de Gongsun Zan, y aquellos en la izquierda al flanco izquierdo. En el centro se encontraba Qu Yi con ochocientos arqueros más y diez mil hombres y caballos. Yuan Shao se hizo cargo de la reserva en la retaguardia.

Gongsun Zan no estaba seguro de las intenciones de Zhao Yun, así que lo puso al mando de la retaguardia. Yan Gang estaba a cargo de la vanguardia y Gongsun Zan en persona dirigía el ejército del centro. Inmediatamente montó en su caballo y tomó posición en el puente bajo un enorme estandarte rojo con la palabra “General” grabada en letras de oro.

Los tambores de Guerra resonaron toda la mañana, pero el ejército de Yuan Shao no avanzó. Qu Yi hizo que sus arqueros se parapetaran bajo sus escudos. El ejército de Yan Gang se dirigió directamente al de Qu Yi. Podían oír los gritos y los tambores de guerra pero no se movieron. Esperaron hasta que Yan Gang estuvo muy cerca y entonces, cuando se oyó el sonido de una bomba, los ochocientos hombres dispararon al unísono. Yan Gang tuvo que retirarse, pero Qu Yi se abalanzó furiosamente sobre él mientras agitaba su espada y lo descabalgó de un tajo. El ejército de Gongsun Zan sufrió un terrible revés. Sus alas derecha e izquierda lanzaron una misión de rescate, pero les detuvo una lluvia de flechas. Eran los arqueros de Yan Liang y Wen Chou. El ejército de Yuan Shao avanzó a sangre y fuego hasta el puente. Entonces Qu Yi mató al portaestandarte enemigo y destrozó su bandera.

Al ver esto, Gongsun Yan huyó. Qu Yi lideró a sus hombres en un asalto directo en la retaguardia de Gongsun Zan, avanzando directamente contra Zhao Yun. Éste alzó su lanza y cargó a todo galope. Qu Yi cayó de su caballo con un solo golpe de la lanza de Zhao Yun. Entonces Zhao Yun se lanzó sobre las fuerzas de Yuan Shao. Mataba a todo aquel que se encontraba como si no tuviera enemigos. Gongsun Zan dio la vuelta con su ejército y organizó un nuevo ataque. Las fuerzas de Yuan Shao fueron totalmente derrotadas.

Pero volvamos con Yuan Shao que había enviado exploradores para saber cómo se desarrollaba la batalla. El explorador informó de que Qu Yi había conseguido una victoria fácil y se encontraba persiguiendo al enemigo. Así que Yuan Shao no tomó mayores preparativos, sino que avanzó con Tian Feng y unos pocos guardias para observar la batalla. Cuando llegaron, ambos rieron.

—¡Gongsun Zan es un inútil! —rieron.

Pero mientras hablaban, vieron de pronto a Zhao Yun cargando contra ellos. Su guardia preparó los arcos pero antes de que pudieran disparar, Zhao Yun estaba entre ellos y los hombres caían allá donde fuese. El resto de los guardias huyeron. El ejército de Gongsun Zan llegó y comenzó a acorralarlos.

—¡Mi señor, ocultaos en este edificio vacío! —dijo Tian Feng.

Yuan Shao tiró el casco al suelo y gritó:

—¡Los valientes prefieren afrontar a la muerte que buscar la seguridad tras un muro!

Ante estas palabras sus hombres decidieron luchar hasta la muerte y Zhao Yun fue incapaz de penetrar sus defensas. Pronto llegaron refuerzos y Yan Liang atacó desde otra dirección. Zhao Yun solo pudo ir a proteger a Gongsun Zan y ambos lucharon para regresar al puente. Innumerables hombres encontraron la muerte cuando cayeron al agua.

Yuan Shao dirigió en persona el contraataque. Pero apenas había avanzado cinco li[4] cuando se oyó un tremendo clamor desde detrás de unas colinas. Un grupo de hombres apareció de la nada. Tres generales iban al frente, se trataba de Liu Bei, Guan Yu y Zhang Fei.

Se habían enterado de la lucha mientras estaban en Pingyuan y acudían a ofrecer su ayuda a Gongsun Zan. Los tres jinetes, cada uno con su arma, volaban directamente contra Yuan Shao. Yuan Shao estaba tan impresionado que arrojó su arma y huyó para salvar la vida. Sus hombres lucharon con uñas y dientes para cruzar el puente y rescatarlo. Gongsun Zan reunió a su ejército y volvieron al campamento.

Después de que Gongsun Zan intercambiara alabanzas con los tres hermanos, Gongsun Zan le dijo a Liu Bei:

—De no ser por vuestra ayuda, éste habría sido mi final.

Liu Bei y Zhao Yun fueron presentados y pronto desarrollaron un fuerte afecto el uno por el otro.

Yuan Shao había perdido la batalla y Gongsun Zan no se atrevía a presentar otra. Ambos se prepararon para la defensa y los ejércitos permanecieron inactivos por un mes. Mientras tanto llegaron las nuevas de la batalla a  Dong Zhuo en Changan.

—Yuan Shao y Gongsun Zan han demostrado ser hombres de gran habilidad—dijo Li Ru—, y ambos están combatiendo en torno al río Pan. Deberíamos enviar un falso decreto imperial con la orden de que hagan las paces. Así te ganarás su gratitud por tu intervención.

Dong Zhuo estaba complacido. Al día siguiente envió al Gran Tutor Ma Midi y al Gran cochero[5] Zhao Qi. Cuando llegaron al norte del Río Amarillo, Yuan Shao viajó más de cien li para presentar sus respetos[6]. Entonces ambos oficiales fueron a ver a Gongsun Zan. Éste envió una carta a su adversario con una proposición de paz. Ambos emisarios volvieron para informar del éxito de su misión. Gongsun Zan retiró su ejército y envió un memorial a la corte elogiando a Liu Bei, que fue promocionado a gobernador de Pingyuan.

La despedida entre Liu Bei y Zhao Yun fue amarga. Ambos se agarraron de las manos y lloraron, pues no querían separarse el uno del otro.

—Pensaba que Gongsun Zan era un auténtico héroe—dijo Zhao Yun con tristeza—, pero no es mejor que Yuan Shao y el resto.

—Aún así tienes que obedecerle. Un día volveremos a encontrarnos—respondió Liu Bei.

Con lágrimas en los ojos, ambos hombres se dijeron adiós.

Pero volvamos con Yuan Shu que estaba en Nanyang. Tras oír que su hermano había ocupado Jizhou envió un emisario para pedir un millar de caballos. Yuan Shao se negó y el rencor creció entre ambos hermanos. Yuan Shu también había enviado un mensajero a Jingzhou para pedir prestado grano, pero el gobernador Liu Biao también se negó. Cargado de resentimiento, Yuan Shu escribió una carta a Sun Jian invitándolo a atacar a Liu Biao. Decía así:

Cuando Liu Biao bloqueó tu camino, lo hizo instigado por mi hermano. Ahora han planeado adueñarse de tus territorios al sureste del Yangtsé, por lo que deberías librarte de Liu Biao. Yo capturaré por ti a mi hermano y así ambos tendremos nuestra venganza. Tú obtendrás Jingzhou, y yo tendré Jizhou.

—No puedo tolerar la existencia de Liu Biao—dijo Sun Jian después de leer la carta—. Se interpuso en mi camino de regreso a mi tierra, si no aprovecho esta oportunidad para vengarme, puede que tenga que esperar años antes de poder hacer nada.

Convocó una asamblea.

—Yuan Shu siempre ha sido traicionero, no puedes confiar en él—dijo Cheng Pu.

—Es mi venganza lo que busco, ¿por qué habría de buscar la ayuda de Yuan Shu?—respondió Sun Jian.

Envió a Huang Gai a preparar una flota en el río. Cargaron los barcos con provisiones y armas. Los caballos irían en los barcos más grandes.

Cuando Liu Biao supo de esos preparativos, llamó a sus consejeros y generales.

—No hay de qué preocuparse—dijo Kuai Liang—, pon a la cabeza del ejército de Jiangxia a Huang Zu para que forme la vanguardia. Mientras, lidera las fuerzas de Jingzhou y Xiang como apoyo. Deja que Sun Jian cruce ríos y lagos para llegar hasta aquí, ¿cuántas fuerzas le quedarán entonces?

Liu Biao estaba de acuerdo y organizó un gran ejército.

Pero volvamos con Sun Jian y sus hijos, que los tuvo a todos con su esposa de la familia Wu. Sun Ce era el mayor, y lo seguían Sun Quan, Sun Yi y Sun Kuang. Sun Jian tuvo una segunda esposa que era hermana de la primera. Y la segunda esposa le dio un hijo y una hija, a los que llamaron Sun Lang y Sun Ren respectivamente. Sun Jian también adoptó un hijo de la familia Yu al que llamó Sun Hu. Y tenía un hermano menor de nombre Sun Jing.

Justo antes de partir Sun Jing trajo ante Sun Jian a todos sus hijos y los hizo arrodillarse ante el caballo de su padre.

—Dong Zhuo controla el estado y el Emperador es cobarde y débil. La nación está sumida en el caos y cada uno solo busca su beneficio. La orilla oeste del Yangtzé apenas ha sido pacificada. Organizar un ejército tan poderoso por un pequeño incidente no sería prudente. Por favor, hermano, recapacita.

—Mi joven hermano, no digas más. Deseo que mi poder se extienda por todo el imperio, así que como voy a permitir esta ofensa—contestó Sun Jian.

—Si es así, padre, permite al menos que te acompañe—dijo Sun Ce—. Al fin y al cabo soy tu hijo.

Sun Jian accedió y juntos embarcaron en el junco de guerra con la intención de atacar Fancheng.

 

Ahora bien, Huang Zu había ocultado a sus arqueros en la orilla del río. Cuando vieron aproximarse a los barcos, los recibieron con una lluvia de flechas. Sun Jian ordenó a sus hombres mantenerse a cubierto en los botes que avanzaban y se retiraban para engañar al enemigo. Cada vez que trataban de desembarcar el ejército de Huang Zu arrojaba sus flechas. Así lo hicieron durante tres días. Finalmente, el ejército de Huang Zu se quedó sin flechas y Sun Jian, que había estado recogiendo las que lanzaba el enemigo, se encontró con que tenía miles. Entonces, cuando el viento le resultó favorable, Sun Jian ordenó a sus tropas disparar al unísono. Aquellos que se encontraban en la orilla no tuvieron más remedio que huir desordenadamente.

Entonces desembarcaron. Dos grupos bajo el mando de Cheng Pu y Huang Gai asaltaron el campamento de Huang Zhu. Tras ellos marchaba Han Dang con las tropas de retaguardia. Entre los tres organizaron un ataque desde tres lados diferentes y Huang Zu fue completamente derrotado. Abandonó Fankou y se retiró a Dencheng.

Sun Jian dejó a Huang Gai al mando de la flota y tomó el mando de las fuerzas atacantes. Huang Zu salió de la ciudad y se preparó para la batalla. Cuando Sun Jian terminó de desplegar el ejército, cabalgó hasta su estandarte. Sun Ce, ataviado con su armadura y lanza en mano, se situó tras él.

Huang Zu avanzó con dos de sus generales; uno se llamaba Zhang Hui y provenía de Jiangxia y el otro era Chen Sheng, proveniente de Xiangyang. Huang Zu alzó su fusta y maldijo a su enemigo.

—¡Gusanos rebeldes, como osáis invadir las tierras de un miembro de la casa imperial!

Entonces Zhang Hui lanzó un desafío y Han Dang avanzó para enfrentarse a él.  Sus caballos se enfrentaron y los dos generales intercambiaron más de treinta golpes. Chen Sheng, al ver que su general estaba exhausto, avanzó en su ayuda. Sun Ce vio a lo lejos lo que pasaba, apartó su lanza y buscó su arco. La flecha alcanzó a Chen Sheng en la cara. Éste cayó del caballo y el pánico se apoderó de Zhang Hui que por un instante no supo qué hacer. Entonces su cráneo acabó partido en dos por la espada de Han Dang.

Cheng Pu espoleó a su caballo y cargó directamente contra Huang Zu. Huang Zu arrojó su yelmo y abandonó su montura para buscar la salvación entre su infantería. Sun Jian mataba a todo lo que se interponía en su camino, y rechazó al enemigo hasta el río Han. Entonces ordenó a Huang Gai que trasladase los barcos al río Han.

Huang Zu regresó con su ejército derrotado y fue a ver a Liu Biao, al que le explicó en detalle por qué Sun Jian era imparable.

Liu Biao llamó a Kuai Liang para discutir el asunto.

—Nuestros soldados acaban de ser derrotados y han perdido la voluntad de luchar. Nuestra única salida es fortificar nuestra posición y pedir ayuda a Yuan Shao. Solo así podremos salvarnos.

—¡Un movimiento estúpido!—dijo Cai Mao—. El enemigo está a las puertas de la ciudad; ¿debemos cruzarnos de brazos y esperar nuestra muerte? Dame un ejército y estoy dispuesto a salir de la ciudad y combatir hasta el final.

Así que Cai Mao salió de la ciudad de Xiangyang con más de diez mil hombres y desplegó a sus hombres en el monte Xian[7]. Sun Jian le salió al encuentro con su victorioso ejército.

Cuando Cai Mao apareció en el campo de batalla montado a caballo, Sun Jian dijo:

—Este hombre es el hermano mayor de la concubina de Liu Biao, ¿quién se atreve a capturarlo?

Cheng Pu alzó su lanza y avanzó con su caballo. Apenas había empezado el combate cuando Cai Mao se dio la vuelta y huyó. Sun Jian arengó a su ejército y éste avanzó destruyéndolo todo a su paso hasta que el campo se cubrió completamente de cadáveres. Cai Mao huyó a Xiangyang.

 

—Cai Mao ha de ser ejecutado de acuerdo con la ley militar—dijo Kuai Liang—. Esta derrota se debe a su obstinación.

Pero Liu Biao no ejecutó la sentencia, ya que acababa de casarse con su hermana.

Pero volvamos con Sun Jian, que había rodeado Xiangyang con su ejército. Un día se levantó una tempestad de tal fuerza que partió en dos el asta de la bandera del ejército del centro. En la bandera podía leerse “General”.

—Éste no es un buen augurio—dijo Han Dang—. Será mejor que regresemos por un tiempo.

—He vencido batalla tras batalla y la ciudad está a punto de caer, ¿debería volver solo porque el viento ha roto una bandera?—respondió Sun Jian.

Kuai Liang le dijo a Liu Biao:

—La pasada noche vi como una gran estrella caía del cielo. Dividiendo el cielo en regiones, he podido comprobar que esa estrella corresponde a Sun Jian. Deberías pedir ayuda a Yuan Shao.

Así que Liu Biao escribió una carta y pidió voluntarios para romper el sitio y entregar la carta. Lu Gong, uno de sus generales más fuertes, se ofreció voluntario.

—Si vas a realizar esta misión será mejor que escuches mi plan—dijo Kuai Liang—. Te daré quinientos hombres a caballo. Escoge a los mejores arqueros y atraviesa sus líneas en dirección al monte Xian. Te perseguirán y cuando esto ocurra que un centenar de tus hombres suba al monte y haga buen acopio de rocas y piedras. Otros cien se ocultarán en el bosque con arcos y ballestas. El resto de tus hombres no debe partir en línea recta, sino subir por el monte en dirección al lugar de la emboscada. Entonces encárgate del enemigo con las flechas y piedras. Si tienes éxito, haz señales y saldremos de la ciudad para ayudarte. Si el enemigo no te persigue, huye sin avisar. Esta noche apenas hay luna, puedes dejar la ciudad al anochecer.

Después de recibir estas instrucciones, Lu Gong preparó a sus hombres. Con el crepúsculo abrió con sigilo la puerta oriental y salió de la ciudad con el ejército.

Sun Jian se encontraba en su tienda cuando oyó los gritos. Montó en su caballo de inmediato y con treinta jinetes fue a ver qué ocurría. Un soldado vino a informarle:

—Un grupo de soldados y caballos han salido de la ciudad y se dirigen al monte Xian.

Sun Jian no convocó a sus generales, sino que salió en busca de los fugitivos con sus treinta hombres. Las tropas de Lu Gong ya estaban ocultas en el bosque. El caballo de Sun Jian era el más rápido y pronto se encontró solo y cerca del enemigo.

—¡Alto!—gritó Sun Jian.

Lu Gong se dio la vuelta como si fuese a combatir, pero apenas empezó el combate huyó por un camino de montaña. Sun Jian lo siguió de cerca pero no veía a Lu Gong.

Sun Jian llegó a la cresta del monte. Entonces hubo un estruendo de gongs y llovieron sobre él flechas y piedras. Golpeado por las piedras y las flechas, el fluido de su cerebro se desparramó. Hombre y caballo murieron, Sun Jian tan solo tenía 37 años[8].

Lu Gong mató a todos los hombres de su escolta, entonces encendió una serie de bengalas. Huang Zu, Kuai Yue y Cai Mao salieron de la ciudad y se lanzaron al ataque causando confusión entre el ejército de Changsha.

Cuando Huang Gai escuchó el sonido de la batalla, se puso al frente de los soldados en los barcos y se lanzó al ataque. Se encontró con Huang Zu y lo capturó tras un breve combate.

Cheng Pu protegía a Sun Ce tratando de encontrar una vía de escape. En la huida se topó con Lu Gong. Cheng Pu cargó de frente con su caballo y en apenas dos golpes, Lu Gong caía del caballo atravesado por su lanza. La batalla se generalizó y continuó hasta el amanecer. El ejército de Liu Biao se retiró a la ciudad.

No fue hasta que Sun Ce volvió al río Han, que supo que su padre estaba muerto y que el ejército de Liu Biao se había adueñado del cadáver. Comenzó a llorar y todo el ejército compartió sus lágrimas.

—¿Cómo puedo volver a casa sin el cuerpo de mi padre?—se lamentó Sun Ce.

—Tenemos a Huang Zu prisionero—dijo Huang Gai—. Envía a alguien a la ciudad para llegar a un acuerdo. Podemos intercambiar a Huang Zu por el cuerpo de nuestro señor.

No había terminado de hablar cuando Huan Jie, un oficial del ejército, se ofreció como mensajero.

—Soy un viejo amigo de Liu Biao. Yo entraré en la ciudad como enviado.

Sun Ce estuvo de acuerdo. Así que Huan Jie fue a negociar la paz con Liu Biao.

—El cuerpo ya está en un féretro y está listo para ser entregado en cuanto Huang Zu vuelva con nosotros—dijo Liu Biao—. Dejemos de luchar entre nosotros y no volvamos a invadir nunca nuestros respectivos territorios.

Huan Jie le dio las gracias y estaba a punto de irse cuando Kuai Liang apareció de repente de detrás de los escalones.

—¡No! ¡Eso es inaceptable! Dejáme hablar y te mostraré cómo no dejar ni un solo enemigo vivo. Solicito que Huan Jie sea decapitado y después podemos preparar una estrategia.

Persiguiendo a su enemigo, Sun Jian perdió su vida tan rápido como Huan Jie persiguiendo la paz.

El destino del embajador, se descubrirá en el próximo capítulo.



[1] Este personaje existió, aunque por razones desconocidas se le cambió el nombre en la novela. Su nombre original era Min Chun.

[2] 21 km

[3] 趙雲, nombre de cortesía 子龍 Zilong, literalmente niño dragón.

[4]  2 km.

[5] 太僕, taipu, encargado de los establos, caballos y carros del emperador y el ejército.

[6] 41 km

[7] Al sur de la ciudad.

[8] Probablemente tenía 36, ya que el sistema tradicional oriental para contar la edad añadía el período de embarazo.

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